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Moscovitas, la dulce tradición de Confitería Rialto

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Moscovitas 1

Fue tan sólo hace un par de Navidades, durante la Nochebuena de los Albella, cuando descubrí las Moscovitas, la dulce tradición de Confitería Rialto que desde entonces mantiene prendado mi paladar. Mi tía, que me quiere mucho, ha tenido a bien traerme una cajita desde Oviedo, de donde son originales, y yo, como soy generoso, las comparto con vosotros.

Un poquito de historia

Aunque la primera confitería Rialto se abrió en 1926 en la céntrica calle ovetense de San Francisco, la tradición pastelera de la familia Gayoso se remonta unos años atrás, cuando el bisabuelo de Francisco Gayoso, gerente actual, regentaba una pequeña confitería en Luarca.

Moscovitas 2

Fue su hijo, abuelo de Francisco, quien decidió ampliar el negocio y trasladarse a Oviedo, mientras que la siguiente generación dio el salto a Madrid “porque había mucha demanda de clientes y los envíos se rompían por el camino”, según afirma el propio Gayoso en una entrevista a la revista Ausbang. La actual generación ha dado un paso más, y ahora las deliciosas Moscovitas se pueden comprar también a través de internet.

Originariamente, las Moscovitas se pensaron como pasta para el té, pero con el tiempo su protagonismo fue tal que los clientes iban a la confitería exclusivamente a por ellas, convirtiéndose pronto en las reinas del Rialto; su producto estrella.

¿Qué son las Moscovitas?

Moscovitas 3

Las Moscovitas son unas finas pastas elaboradas con chocolate, almendra marcona y nata, así como un poco de harina, azúcar y un ingrediente secreto que se transmite de generación en generación. La receta está patentada, y aunque como podréis imaginar, existen muchas imitaciones, ninguna como la original.

Se elaboran a mano de forma completamente artesanal, desde el dosificado con manga pastelera al baño de chocolate con espátula, una a una, por lo son como los copos de nieve: no hay dos iguales. Incluso el empaquetado se hace de forma manual, para evitar que se rompan estas frágiles y deliciosas pastas.

Describir su sabor es bastante complicado, aunque voy a tratar de narrar la experiencia de comerse una.

Moscovitas 4

Lo primero que te llama la atención al coger una moscovita es su peso, o más bien la ausencia de peso. Siete gramos marca la balanza al posar la que acabo de coger de la caja. También sorprende lo finas que son; si no estuvieran recubiertas de chocolate por un lado, se podría ver a través de ellas.

Al acercárnosla a la boca, la nariz se inunda del olor a chocolate y almendra, haciéndonos salivar antes de darle el primer mordisco. En cuanto le hincamos el diente, se parte, permitiéndonos disfrutar de su delicado sabor en dos o tres pequeñas raciones. El gusto que se queda en la boca es tal que no puedes evitar coger la siguiente.

No me extraña que reconozcan tener pedidos desde lugares tan remotos como un pueblo perdido en Irlanda o incluso Dubai. A veces, cuesta más el envío que las propias Moscovitas, pero ahora que he quedado prendado de su sabor, yo también querría poder recibir una caja de Moscovitas, la dulce tradición de Confitería Rialto, allá donde estuviera.

Más información | Confitería Rialto
En Directo al Paladar | Trufas de las hermanas Iesu communio, un trocito de cielo


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