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Adiós al aguachirri: nueve formas de espesar (y enriquecer) sopas, guisos y cremas

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Adiós al aguachirri: nueve formas de espesar (y enriquecer) sopas, guisos y cremas

Los amantes del cuchareo sabemos que pocas cosas hay más decepcionantes que un guiso o sopa tan aguado como el más insulso de los aguachirris. El éxito de los estofados, potajes y cremas depende en gran parte de esa textura irresistible, que se puede ir al garete si erramos en el cálculo de los ingredientes o no controlamos bien el tiempo de cocción. Por suerte, hay varias maneras de corregirlo.

De la misma forma que se puede arreglar una salsa estropeada, podemos aplicar diferentes técnicas para espesar nuestros platos de cuchara. Ya vimos hace un tiempo algunos trucos para mejorar nuestras cremas y sopas, pero hoy nos vamos a centrar en soluciones más o menos rápidas para que nunca nadie más tenga que sufrir guisos sin sustancia.

1. Féculas al rescate: los populares almidones y el pan duro

Mi compañera Esther ya nos dio una buena lección sobre los espesantes más usados en la cocina, destacando los almidones y sus distintas aplicaciones. Digamos que es el recurso más popular porque permite espesar rápidamente también a posteriori, cuando se nos echa el tiempo encima y no hay manera de que la olla se reduzca.

Roux

Esther se centraba más en su aplicación para la elaboración de salsas que parten de un roux, como la bechamel, pero siguen siendo un comodín al que recurren incluso en las cocinas profesionales para engordar guisos y cremas rápidamente, casi al instante. Digamos que es un truco un pelín tramposo pero efectivo.

  • Harina de trigo. Sin olvidar que contiene gluten, hay que aplicarla al inicio de la cocción, antes de añadir el caldo o agua, pues se debe cocinar para evitar el regusto a harina cruda, y también los grumos. Si vamos a guisar carnes, por ejemplo, dorar las piezas con un poco de harina ayudará a espesar.
  • Almidón o fécula de maíz. La popular maizena y sus variantes comerciales requiere la disolución previa en líquido frío antes de añadirlo al caldo caliente; espesará en pocos minutos.
  • Almidón o fécula de arroz. Podemos aplicarlo prácticamente de la misma forma que el almidón de maíz.
  • Almidón o fécula de patata. Se utiliza también como la maizena incluso en repostería, y un buen sustituto son los copos de puré de patatas instantáneo. En este caso no hace falta diluirlos en frío, se puede agregar directamente al guiso o caldo caliente.
Sopas de Ajo

Aunque es mucho más que un simple almidón, no olvidemos que la vieja tradición de aprovechar el pan duro en los guisos ofrece otra ayuda para espesar los platos. Ya sea añadiéndolo al final, dejando que poco a poco se hidrate en el plato del comensal, o a mitad de la cocción para que se vaya deshaciendo en la olla. Un buen ejemplo es la típica sopa de ajo con huevo.

2. Beurre manié, un comodín para tener en la nevera

Literalmente se traduciría como “mantequilla amasada”. Se trata de una técnica francesa que consiste en mezclar el mismo peso de mantequilla y de harina hasta obtener una masa maleable sin grumos. Habitualmente se forma una bola de la que se añaden trocitos o pellizcos a un guiso o salsa para espesarlo, ya al final de la cocción.

Beurre

Bien guardada, la beurre manié aguanta varios días en la nevera sin problemas, así que es un buen comodín para tener a mano si vamos siempre con prisas o nos falta técnica para espesar de otra forma nuestros platos.

Es importante recordar que se tiene que añadir hacia el final de la receta, no solo antes de servir. Aunque tarda poco en hacer efecto, la harina cruda necesita cocinarse completamente si no queremos dar un sabor desagradable a la comida.

3. El poder de los lácteos (y su grasa)

Parmentier

Cuando tantas recetas de cremas y purés incluyen ingredientes lácteos, no es solo por capricho. Nata líquida, créme fraîche, sour cream, buttermilk, leche, mantequilla, yogur o quesos tienen el poder de espesar todo tipo de elaboraciones, añadiendo además sabor y una textura más cremosa y agradable al paladar.

La mantequilla, por ejemplo, se puede incorporar al principio a la hora de dorar los ingredientes -sola o combinada con aceite-, y justo al final para mantecar, al estilo de un risotto. El queso también se añade en el último momento para dejar que se funda adecuadamente, si bien podemos dar otro toque final en el momento de servir para apreciar mejor su sabor como aderezo.

Crema Brocoli

Un buen yogur natural -los griegos y tipo skyr auténticos son más espesos- y otros lácteos cremosos ejercen la misma función, espesando la base líquida y también poniendo la nota decorativa al final. Cuanta más grasa tengan, más espesará el plato; por eso utilizar leche desnatada no es tan buena idea, solo conseguirá aguar más el resultado.

Podríamos recurrir a la leche en polvo como hacen tantos fabricantes industriales, pero me parece un recurso demasiado fácil y que no aporta nada del sabor y riqueza de una buena nata o yogur de calidad. Sí tenemos la alternativa de los “lácteos” vegetales, desde la leche de coco hasta las “natas” de soja, avena, arroz o quinoa.

4. Tofu sedoso

Tofu

El llamado silken soft tofu es un ingrediente fantástico para sustituir los lácteos en la cocina. Es sin duda un producto ideal para vegetarianos, veganos, intolerantes a la lactosa o alérgicos a la proteína de leche, pero que merece la pena probar por todo el mundo.

Su textura melosa y de sabor neutro lo convierten en un espesante comodín para recetas saladas y dulces, y además enriquece el plato aportando una buena cantidad de proteínas vegetales, haciendo que sea más saciante.

5. Patata, tubérculos y otras verduras

La humilde patata engorda ollas y cazuelas de todo tipo y condición, ingrediente barato y energético, saciante y un espesante natural magnífico para dar mucho más cuerpo a multitud de recetas. La clave está en cascarlas en piezas irregulares para que suelten el almidón poco a poco, pero también se pueden aprovechar al final.

Crema

Si nos hemos pasado de líquido podemos engordar el plato añadiendo una patata cocida y chafada o rallada hacia el final de la cocción, aunque el resultado no será tan sabroso. Otros tubérculos también nos pueden ayudar a espesar, como la calabaza -que casi se deshace en poco tiempo-, los nabos o la chirivía.

Chirivia

La ventaja de la patata es su sabor y color neutro que casa bien con casi todo, pero podemos jugar con otras verduras dependiendo de la receta. La coliflor asada o cocida y triturada, en pequeñas dosis, también ayuda a espesar sin sumar prácticamente calorías, aunque su sabor sí es más perceptible.

Como truco personal recomiendo emplear puré de ajo y/o cebolla asados hasta convertirlos casi en un paté meloso. El sabor que proporcionan es espectacular, además de contribuir a espesar.

6. Frutos secos

Mazamorra

Los frutos secos nos abren otro mundo de posibilidades gastronómicas para jugar con los distintos matices de sabor. Los anacardos o las almendras, en crudo, son mucho más sutiles, pero con otros como las avellanas o los pistachos podemos aprovechar para darle otro toque a nuestros platos.

Si incorporamos los frutos secos molidos, en formato harina, directamente al guiso, podría quedarnos una textura granulosa que no siempre es interesante. Una manera más neutra de aprovecharlos para espesar es molerlos o triturarlos al momento para formar una especie de pasta, como si hiciéramos mantequilla vegetal. Solo queda diluirla con un poco de caldo antes de incorporarla a la olla.

Crema con Cacahuete

Siempre podemos recurrir a las cremas vegetales ya comerciales o que tengamos listas en la nevera, incluyendo la tahina o la mantequilla de cacahuete, sin endulzar. Lógicamente, se incrementará el contenido energético y nutricional del plato.

La típica picada de almendras, piñones o avellanas, fritas o tostadas, solas o con ajo y pan, presenta otro recurso tradicional que colabora en la tarea de enriquecer y engordar un guiso o salsa.

7. Manzana, aguacate y otras frutas

Aprendí el truco de enriquecer guisos y salsas con manzana del curry japonés, y se ha convertido en uno de mis trucos favoritos. Rallada directamente, cocida, asada o en puré, la manzana aporta un espesor ligero con un punto dulzón y aromático perfecto para guisos más contundentes o platos muy especiados.

Mango

La pera también funciona muy bien y es estupenda para combinar con lácteos en cremas de verduras más suaves. El aguacate, muy graso, tiene el poder de espesar aún más, aunque es recomendable reservarlo para cremas y purés verdes. Otra fruta que personalmente me gusta mucho para dar textura a salsas y guisos es el mango, delicioso en currys, sopas frías y con pescado.

8. Cereales y granos

El arroz entero es otro recurso conocido muy típico de la cocina tradicional para engordar cazuelas. De nuevo, tiene la ventaja de ser un producto muy neutro que además no tiene gluten, y permite cocerlo directamente o incorporarlo al final, cocido aparte y triturado con algo de líquido.

Arroz

Lo ideal es usar una variedad de grano redondo, tipo bomba, y nos interesa removerlo durante la cocción para que libere sus almidones, como haríamos con un risotto, o al estilo del arroz con leche.

Pero el arroz no es el único cereal disponible; nada nos impide experimentar un poco con cebada, mijo, polenta, quinoa, trigo, centeno, espelta... Algunos necesitan más tiempo de cocción, pero si tenemos sobras en la nevera son un buen recurso al que echar mano en caso de necesidad. Los copos de avena más finos serían la alternativa más rápida.

9. Triturar una parte o algunos ingredientes

Es quizá el truco más sencillo de todos, que casi siempre funciona y que no requiere de echar mano de más ingredientes. Algo tan fácil como triturar un poco el guiso, o separar una parte de los ingredientes al final de la cocción para triturarlos, y de nuevo devolverlos a la olla.

Triturar

Es una técnica muy usada en la preparación de estofados de legumbres, pero que se puede aplicar a otros guisos. Tenemos la opción de triturar solo las verduras -ideal para los niños a los que cueste más comerlas- o de incluir también una parte de la propia legumbre. Si el potaje tiene huevo, la yema machacada es perfecta para engordar el caldo.

Para conseguir un acabado delicioso hay que esforzarse en conseguir un puré bien homogéneo, sin grumos ni restos de pieles o fibras, así que es aconsejable pasar la mezcla por un chino antes de espesar con ella la cazuela.

Bola extra: tiempo y paciencia

No es ningún secreto: el tiempo lo es -casi- todo en la cocina. Podemos introducir atajos y corregir defectos con algunos trucos, pero no hay nada como aplicar el tiempo necesario que pide cada receta, con la temperatura adecuada.

Potaje

Organizarse y planificar bien los horarios en la cocina es algo básico para tener éxito en nuestras elaboraciones, y el cuchareo no se lleva bien con las prisas. Ese chup-chup nostálgico que tanto se asocia a la cocina tradicional "de las de antes" tiene su razón de ser, el dejar que las cosas se hagan a su debido tiempo.

Las cocciones prolongadas y calmadas nos otorgan guisos más espesos, sabrosos y reconfortantes. Poco a poco los líquidos se reducen y los ingredientes liberan sus aromas y espesantes naturales, concentrando los sabores. Claro que tampoco hay que pasarse, los excesos también son malos y podríamos terminar con un mejunje poco agradable.

Fotos | iStock - Alec Vuijlsteke


La mejor forma de lavar los platos a mano: ocho claves para fregar mejor (para tu salud y la de tu cocina)

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La mejor forma de lavar los platos a mano: ocho claves para fregar mejor (para tu salud y la de tu cocina)

Según aseguraba una reciente investigación, lavar los platos es la tarea doméstica más odiada. No es extraño, es una tarea repetitiva, desagradable si no se acomete a tiempo y que no genera ningún agradecimiento. Si cocinas bien todos comentarán tu maña en los fogones, pero nadie nunca te va a decir “qué bien friegas”.

Por suerte, existe una máquina llamada lavavajillas que facilita enormemente esta tarea. Según el Instituto para la Diversificación y ahorro de la Energía, en 2011 más de la mitad de los hogares españoles contaban ya con lavavajillas, pero esto no significa que la mitad de las familias se hayan librado para siempre de fregar los platos a mano.

Hay utensilios de cocina, así como electrodomésticos, que no caben en el lavavajillas o no se limpian correctamente, y hay también algunos tipos de sartenes, ollas o cuchillos que es recomendable lavar a mano.

En realidad, cualquier utensilio delicado debe permanecer alejado del lavavajillas, ya sea madera, cristalería fina u otras piezas con decoración intrincada. Tampoco es recomendable meter en el lavavajillas los buenos cuchillos de cocina, pues se puede dañar la junta entre el filo y el mango, así como gran parte de las sartenes. Esto nos lleva a la siguiente y aterradora conclusión: jamás te librarás de fregar a mano.

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La rutina óptima de fregado

Muchos lectores pueden considerar este artículo un insulto a la inteligencia ¿acaso necesitamos que alguien nos explique cómo fregar los platos? Pero lo cierto es que muchas familias, sobre todo las más jóvenes, han estado acostumbradas o bien a usar siempre el lavavajillas o a esperar que fregara su madre y, cuando tienen que hacer esto por su cuenta y riesgo, sucede el desastre.

Todas estas personas que aún siguen dejando que se acumulen los platos en la pila, y quede la sociedad incrustada, deberían saber que el fregadero es uno de los lugares más sucios de los hogares. Como explica el médico francés Frédéric Saldmann en su libro El mejor medicamento eres tú (Aguilar), la pila de la cocina puede llegar a acumular 500.000 bacterias por metro cuadrado, mucho más que, por ejemplo, el váter, que en general suele estar más limpio.

Por todo ello, a nadie le viene mal repasar el ABC del fregado de platos:

1. Friega siempre cuanto antes

Lo ideal es ir fregando lo que puedas mientras vas cocinando, pero, si no puedes hacer todo a la vez, al menos ponte a la obra nada más terminar la comida. Si postergas el fregado no solo se quedará la comida reseca, y será más difícil eliminar la suciedad, además crearás la situación perfecta para que los patógenos campen a sus anchas por tu cocina.

Si, por cualquier motivo, no puedes lavar los platos en ese momento, enjuágalos con agua y unas gotas de lejía para evitar que se forme un caldo de cultivo.

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2. Deshazte de todos los restos de comida posible

Retira la mayor cantidad de restos de alimentos antes de ponerte a fregar los platos. Es mejor ayudarte de un raspador o una espátula para retirar los trozos más rebeldes que meterlo todo en el fregadero y que se acumulen los tropezones.

Si tras este proceso sigue quedando comida incrustada, prueba a dejar la olla o sartén rebelde en remojo con agua hirviendo, con o sin bicarbonato de sodio. Si lo que tienes entre manos es una olla o sartén en la que se te ha quemado la comida existen métodos más efectivos que frotar como si no hubiera un mañana, en concreto, hacer uso de la lejía. Aquí te explicamos cómo.

3. Si no tienes dos pilas, utiliza siempre un barreño

La estrategia para lavar los platos más respetuosa con el medio ambiente es tener una pila o barreño con agua caliente y jabón para remojar y lavar los platos, cambiando el agua según sea necesario, y reservar la otra pila para realizar un enjuague final cuando hayas terminado, en vez de de lavar cada pieza una por una bajo el agua corriente, lo que gasta muchísimo.

Este método es además mucho más eficaz cuando hay mucha vajilla que fregar, pues permite ir trabajando por lotes.

Platos Fregadero

4. Utiliza el agua los más caliente posible

Cuánto más caliente esté el agua más fácil será disolver y eliminar la suciedad. Lo ideal es utilizar el agua al máximo de temperatura que permita tu caldera y utilizar guantes para no quemarnos las manos.

Fregar con guantes es ideal para protegernos las manos, pero es importante limpiar y secar estos después de cada uso y no guardarlos hechos un ovillo, lo que facilita la proliferación de bacterias. Además, no son eternos, debemos cambiarlos al menos una vez al mes.

5. Empieza por lo menos sucio

Para evitar la acumulación de suciedad en el fregadero, es mejor empezar lavando los artículos menos sucios, como vasos, copas y cubiertos, para seguir con los platos y boles y acabar con las ollas y sartenes, que es lo que más esfuerzo requiere. Esto te permitirá cambiar con menos frecuencia el agua del barreño con jabón (o ni siquiera cambiarla, si tienes poco que fregar).

6. Cambia tus estropajos con frecuencia

Existen muchos tipos de estropajos, y todos tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Los de tipo “nanas” son quizás los más limpios, pues no acumulan tanta agua y, por ende, tienen menos capacidad de albergar bacterias. Sin embargo, son poco recomendables para superficies delicadas como pueden ser las de las sartenes. En este caso es mejor usar estropajos de tipo esponja, pero es importante limpiar estos después de cada lavado y cambiarlos con frecuencia.

Una esponja o una bayeta pueden convertirse en un nido de microbios si no se pasan por lejía regularmente antes de ponerlas a secar. Los trapos de cocina deben lavarse los más a menudo posible a sesenta grados, y jamás deben reutilizarse si están húmedos.

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7. Es preferible secar a mano

No hay nada de malo en poner a secar los platos en un soporte según vamos aclarándonos, pero si llenamos este es mejor secar lo que no quepa con un trapo limpio e ir guardando la vajilla. Esto es especialmente importante para las sartenes de hierro fundido que se oxidan fácilmente: deben secarse inmediatamente después de lavarlas.

8. Cuando acabes, limpia el fregadero

Es conveniente insistir en que el fregadero es la mayor zona de riesgo higiénico de la cocina, sino la que más de toda la casa. El hecho de ser una zona húmeda, sumado a la presencia de restos de alimentos, pone las bases para el rápido desarrollo de microorganismos. Esto es especialmente preocupante en verano, temporada en el que el fregadero puede ser un verdadero foco infeccioso que puede acabar contaminando los alimentos cuando, por ejemplo, vamos a escurrir pasta o limpiar una ensalada.

Lo ideal es que, después de lavar los platos, limpiemos el fregadero con un estropajo enjabonado, lo aclaremos y lo sequemos con un paño. Es importante, además, retirar las bayetas y estropajos para evitar dejar marcas de agua y restos de cal.

Imágenes | iStock

Cómo lograr que un alimento que has odiado siempre te acabe gustando

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Cómo lograr que un alimento que has odiado siempre te acabe gustando

Casi todas las personas podemos nombrar alimentos que, aseguramos, no nos gustan. Los hay que aparecen con más frecuencia en la lista –casquería, pescados, verduras…– y los hay que menos –carnes, dulces, pasta…–, pero la aversión tiene casi siempre las mismas características: es irracional y, en muchos casos, condicionada.

Puede que nos guste la salsa de tomate, pero no el tomate natural, o tengamos un rechazo absoluto a la cebolla en crudo, pero nos encante cuando se sirve caramelizada. “Es por la textura”, solemos decir. Pero, en realidad, las causas de este rechazo suelen ser bastante más complejas.

No existe una explicación única para el rechazo a un alimento, pero, excepto en la infancia, no suele estar relacionado con condicionamientos biológicos. Cierto es que existen intolerancias y alergias que nos impiden comer unos alimentos, pero esto no significa que no nos gusten: la mayoría de los celiacos están deseando comer pan, y les gustaba antes, aunque les sentara de pena. En demasiadas ocasiones las intolerancias o alergias se utilizan como excusa para no tomar ciertos alimentos, lo que puede llegar a ocasionar verdaderos problemas nutricionales. Solo un diagnóstico médico puede confirmar tal cosa.

El rechazo a determinados alimentos suele tener un origen puramente psicológico

Sí existen evidencias científicas de diferencias genéticas que hacen que algunas personas sean más sensibles a ciertos químicos en los alimentos, algo que se ha estudiado sobre todo en torno al cilantro, un alimento que tiene muchas opiniones encontradas —o lo amas o lo odias–. Pero hay personas con más sensilibilidad a su sabor a los que les encanta, y otras sin ella que lo rechazan. No existen por tanto determinantes genéticos claros que expliquen nuestro rechazo visceral a ciertos alimentos.

La explicación más aceptada para el “no me gusta” es un rechazo de tipo puramente psicológico –y, por lo tanto, modificable–, que se origina por dos motivos principales.

“No me gusta” tipo 1: no lo has probado

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Hay personas que rechazan ciertos alimentos simplemente porque no los conocen. “Si tu familia nunca te ha expuesto a un alimento, nunca lo vas a consumir”, explica Adriana Oroz, de Alimmenta, una clínica de nutricionistas en Barcelona. “Hay gente que arrastra esto toda la vida. Si no ves la necesidad de probar un alimento concreto, porque comes más o menos de todo, igual no pasa nada, pero si estás viajando quizás te ves obligado a probarlo, te meten un alimento que no esperabas, lo pruebas y te gusta”.

Este es un condicionamiento de tipo cultural, y es la razón por la que ciertos alimentos gustan en unas culturas y no en otras. Si nunca hemos comido insectos probarlos produce rechazo, pero si hubiéramos aprendido a comerlos desde niño, como ocurre en otras partes del mundo, los comeríamos encantados. La razón por la que a los chinos no les gusta el queso es la misma por la que a nosotros nos resulta desagradable la medusa: son alimentos que no existen en nuestras respectivas culturas.

“No me gusta” tipo 2: tienes un trauma

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Como explica Oroz a Directo al Paladar, cuando tenemos una mala experiencia con un alimento –ya sea porque nos han obligado a comerlo, nos hemos visto a consumirlo con demasiada frecuencia o nos ha sentado mal– generamos un trauma que, si no se trata, puede durar toda la vida.

Como explica en The Atlantic Anthony Sclafani, neurobiólogo del Broklyn College, si enfermamos y asociamos este malestar a un alimento desarrollaremos una aversión automática, que no siempre es fácil de eliminar.

Es muy habitual rechazar ciertas bebidas alcohólicas solo porque hemos tenido una mala experiencia con ellas

Si comes un alimento y experimentas náuseas o vómitos tu cerebro culpará a ese alimento. Eso es cierto incluso si sabes en tu fuero interno que la comida (o la bebida) no tiene la culpa. Es muy habitual rechazar ciertas bebidas alcohólicas solo porque hemos tenido una mala experiencia con ellas, y es que es más sencillo tener una mala experiencia con el alcohol que con cualquier otro tipo de bebida o alimento. No es que no te guste el whisky, es que te bebiste el Lago Ness y basta que lo huelas para que te entren ganas de vomitar.

Este es el motivo, explica Sclafani, por el que a las personas con cáncer a menudo se les aconseja que conviertan a determinados alimentos durante la quimioterapia en “chivos expiatorios”. Para evitar crear una asociación entre los efectos secundarios el tratamiento y la dieta normal de un paciente se les pide que traten de seguir una dieta distinta, de la que no sea tan problemático prescindir, al menos por un tiempo.

Rechazo Comida4

La infancia, origen del trauma

Muchos de nuestras preferencias y rechazos alimenticios se generan en la infancia. Antes incluso de que nazca un bebé, lo que come una madre puede influir en lo que le gustará a su hijo, porque la dieta afecta el líquido amniótico, y esa influencia continúa en los meses posteriores al nacimiento hasta el fin de la lactancia. “Si una madre come mucho ajo, la leche tiene un sabor a ajo, y su bebé aceptará más el ajo que el bebé de una madre que no come ajo”, asegura Sclafani.

Pero cuando realmente se asientan nuestros gustos, y se producen los traumas más duraderos, es durante la infancia. Si siendo pequeños asociamos recuerdos negativos a un alimento, ya sea porque nos lo impusieron o nos sentó mal, podemos arrastrar el rechazo durante toda la vida.

Es cierto que muchas cosas que no nos gustan de pequeños acaban gustándonos de mayores. Esto ocurre, sencillamente, porque, siendo conscientes de que el rechazo es irracional, hemos hecho un esfuerzo porque cierto alimento nos acabe gustando. “De pequeños no somos capaces de controlar esto, pero de mayores somos más conscientes y tenemos capacidad de reflexionar sobre la causa de la aversión hacia un alimento y darle una segunda oportunidad”, explica Oroz.

Bebe Istock

Existe otra razón por la que nuestros gustos se amplían cuando nos hacemos mayores. El gusto hacia un alimento es una mezcla de su sabor, textura y aroma y aunque nuestra percepción de los dos primeros no cambia a medida que crecemos si lo hace la de la tercera. Las personas pierden sensibilidad olfativa a medida que envejecen, lo cual es una razón importante por la que muchas personas parecen superar las aversiones de la infancia: un alimento cuyo olor resultaba demasiado intenso para un niño, se torna suave cuando somos adultos.

Los niños tienen, además, preferencias por los sabores dulces, pero rechazan los amargos. Y esto si tiene un sentido biológico. Como explica en un estudio de 2015 la doctora Nuala K. Bobowski, los niños adoran los dulces porque son los alimentos con más calorías y tienen un rechazo innato por los sabores amargos para protegerse de la ingesta de venenos, que están asociados a este sabor.

Callos

Cómo aprender a comer de todo

Existe información a patadas sobre cómo lograr que los niños coman de todo, y hay un consenso en torno a la conveniencia de no obligar nunca a los infantes a ingerir algo que rechazan, pues esto es, precisamente, lo que puede generar traumas para toda la vida.

El rechazo a un alimento generalmente se puede superar con una exposición suave y constante

“Hay que tener en cuenta la presión y la imposición con la que se mete el alimento”, explica Oroz. “Si un alimento no gusta de una manera se puede servir de otra”. La clave, en cualquier caso, es ser pacientes.

Los niños requieren una exposición continuada a los alimentos que más rechazan –que, lamentablemente, son los más saludables–, pero irán aceptando estos alimentos si los padres los ingieren de manera habitual y se les van ofreciendo poco a poco.

Y ahora viene la parte más interesante: la técnica para lograr que de adultos nos acabe gustando un alimento que rechazamos es exactamente la misma que hay que aplicar con los pequeños.

El rechazo a un alimento generalmente se puede superar con una exposición suave y constante. Los adultos también deben hacer algo que los niños realizan de forma instintiva: ponerse un alimento en la boca y luego sacarlo, sin obligarse a tragar. Eso permite que una persona se acostumbre a un sabor o textura sin asociarla necesariamente con una reacción física negativa, ya que tragar algo que no se disfruta puede ser desagradable y no hace más que aumentar el trauma.

Como apunta Oroz otra clave, que también sirve con los niños, es probar el alimento en presentaciones distintas, ya sea cocinándolo de otra forma o acompañándolo de otros alimentos que sí nos gustan.

Al final, si quieres que te guste algo te acabará gustando. No hay motivo para que no sea así.

Imágenes | iStock

Los mejores vasos y copas para cada bebida, según los expertos

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Los mejores vasos y copas para cada bebida, según los expertos

El ser humano lleva utilizando vasos y copas desde las primeras culturas de la Antigüedad, al menos en su forma más primitiva. Esencialmente es un utensilio muy básico del que sin embargo existen infinidad de variantes. Hoy nos dejamos seducir por el diseño pero, ¿los usamos correctamente? ¿Qué tipo de vaso es mejor para cada bebida?

Más allá de las preferencias personales, los expertos del mundo del vino, la cerveza y otros líquidos coinciden en que para degustar correctamente una bebida se necesita un tipo de recipiente concreto. El material, el color, la forma, el peso o el tamaño de la abertura pueden afectar a la percepción del aroma y sabor, favoreciendo o perjudicando su disfrute. ¿Cuáles son los más adecuados?

Vasos, copas y jarras

El mundo anglosajón vuelve a demostrar ser mucho más práctico en cuestión de terminología, ya que bajo el genérico glass o glassware se agrupan desde vasos corrientes hasta copas de vino o jarras de cerveza.

Vasos Cervezas

En nuestro idioma, un vaso es, básicamente, un recipiente para contener algo. Más específicamente, la RAE dice así en sus primeras definiciones:

  1. m. Pieza cóncava de mayor o menor tamaño, capaz de contener algo.
  2. m. Recipiente de vidrio, metal u otra materia, por lo común de forma cilíndrica, que sirve para beber.
  3. m. Cantidad de líquido que cabe en un vaso (‖ recipiente para beber).

En terminología artística, además, se especifica que un vaso es un recipiente cuya altura es igual o mayor que el diámetro máximo, mientras que la copa está formada por un vaso o cuenco y un pie destacado. La jarra tiene además una o más asas, y puede presentar pico vertedor en su función de servicio de mesa para escanciar y beber.

Copas

Desde que empezamos a beber líquidos en recipientes cóncavos el diseño y la variedad de modelos ha evolucionado mucho, creándose un catálogo amplísimo que se multiplicó, sobre todo, a raíz del dominio del cristal y el auge de la restauración, con sus normas y etiquetas.

Es difícil abarcar todos los tipos de vasos y copas diferentes que se utilizan en el mundo, en parte porque muchos diseños corresponden a culturas concretas y tradiciones muy ligadas a bebidas locales. El protocolo y los cambios de tendencias también complican el panorama; sin embargo, sí podemos establecer a grandes rasgos una clasificación básica distinguiendo los imprescindibles y más recomendables para cada contenido.

Anatomía de un vaso o copa: ¿cómo influye el diseño en la bebida?

Si la elección de la vajilla puede influir en cómo percibimos la comida, el vaso o copa juega aún un papel aún más crucial en la degustación de una determinada bebida. El material, peso, diseño o o forma pueden afectar a la percepción psicológica pero también al propio sabor y los aromas.

Copa y Vaso

Antes de lanzarnos a elegir dónde serviremos trago, no viene mal repasar las partes esenciales que conforman un recipiente destinado a contener bebidas.

  • Pie, peana o base. Cualquier recipiente necesita una base sólida sobre la que sostenerse por sí misma -ignoraremos los diseños modernos de copas que se encajan en agujeros o se pinchan en el suelo-. En el caso de las copas se prefiere hablar de pie.
  • Tallo, fuste o pierna. Distingue a las copas de los demás vasos y tazas; puede ser más largo o corto, fino y elegante o más grueso, incluso hay copas que presentan el tallo hueco para contener parte de la bebida. El tallo permite sujetar la bebida sin calentarla con las manos.
  • Cáliz, cuerpo o balón. Es el recipiente donde realmente se sirve y contiene la bebida. En el caso de los vasos, jarras y copas, supone la casi totalidad del recipiente. Los hay más estrechos y más anchos, rectos y cilíndricos o de perfil curvado, anguloso, etc. La forma interna puede afectar al desarrollo del sabor y los aromas de la bebida, también en la liberación del gas carbónico. El grosor afecta a la temperatura y a la sensación que produce al sujetar el recipiente.
  • Boca. Es la abertura superior por donde se sirve y se bebe. Puede presentar un diámetro igual al cuerpo, más estrecho o más ancho. Influye en la creación y soporte de la espuma, la liberación de los aromas, el escape de las posibles burbujas, la pérdida de temperatura y la expansión del sabor en boca.
  • Labio o borde. En ocasiones inexistente, un labio más desarrollado permite una desgustación más agradable y también sostener mejor la posible espuma o ayudar a liberar mejor los aromas a la hora de beber. Influye en cómo interactúa la boca y el paladar con el propio vaso o copa y puede afectar a las sensaciones del gusto.
  • Asa. En el caso de las jarras y determinadas tazas, el asa o asas permiten un agarre sólido y firme sin tener que tocar el cuerpo, evitando así el calentamiento del recipiente.
Vasos y Copas

Para disfrutar plenamente de una bebida necesitamos degustar con propiedad toda su complejidad aromática y matices de sabor, y el recipiente puede afectar a cómo nos llega al paladar, particularmente en cuanto a la forma interna y el tamaño de la boca.

Los aromas son sustancias volátiles que se evaporan al contacto con el aire y puede interesar el concentrarlas o expandirlas. Un cuerpo ancho que se estrecha en boca facilita el desarrollo más pausado de los sabores; si es alto y estrecho es perfecto para el desarrollo carbónico; una boca ancha libera rápidamente los aromas, etc.

Las copas y vasos para el vino

Vino

Cuando un novato se acerca por primera vez al mundo vinícola se puede sorprender al descubrir que el simple concepto de “una copa de vino” esconde un universo casi inabarcable. En realidad esa vasta variedad responde más al mercado actual y a diseños muy específicos, pero es cierto que vinos diferentes se pueden beneficiar de copas distintas.

Una buena copa de vino básica debería ser siempre de cristal transparente, un material más elegante y poroso que el vidrio, sin aromas ni sabores extraños. Cuando más fino y ligero, mejor, aunque también será más delicado. Se recomiendan las copas clásicas de fondo curvado, tipo tulipa, que permiten desarrollar mejor los sabores naturales del vino, aunque ahora hay una tendencia a innovar con copas de perfil más recto.

Copa burdeos

Vino Tinto

Clásica copa tradicionalmente usada para servir vinos tintos jóvenes y también apropiada para los blancos. Se distingue por tener un cuerpo alargado y más estrecho que otras copas, ligeramente abombada en el centro, estrechándose hacia la boca pero ofreciendo una buena abertura. Es un diseño muy versátil.

Copa borgoña

Vino Copa

De gran volumen y mucho más abonmbada, estrechándose hacia la boca, esta copa es más recomendable para degustar vinos tintos más complejos. Ese abombamiento permite además agitar ligeramente el contenido para facilitar la liberación de los aromas y su aireación.

Un filo ligeramente curvado de la copa borgoña permite intensificar más los matices de un vino con más cuerpo y una gama de aromas más rica. Es una elección segura para degustar vinos algo superiores que merecen la pena disfrutar con más tiempo y detalle.

Copa de vino blanco

Copas Vino

Las hay de modelos diferentes pero se distinguen por tener un tamaño menor a las de vino tinto, y suelen ser algo más alargadas y estrechas, pero con una boca de buen diámetro para liberar sin problemas los aromas frescos de estos vinos. Algunos modelos presentan gran altura del tallo a pesar del menor volumen del cáliz.

La tipología de copa Chardonnay es algo más pequeña y con la boca más ancha para apreciar mejor los matices afrutados más intensos de estas variedades de vino, que no necesitan dirigir tanto o concentrar los aromas en la degustación. También es una buena opción para vinos espumosos. Un vino blanco seco, sin embargo, se beneficiará de una copa con volumen en el cuerpo que se estreche en la apertura.

Copas de vinos dulces, aperitivos y cata

Oporto

Los vinos dulces y los aperitivos pueden presentar copas específicas asociadas a la propia cultura de la bebida, como ocurre con el Oporto o el Jerez. Son caldos muy intensos y fragantes de los que interesa potenciar la liberación de esos aromas, por eso las copas, de menor tamaño que las de vino, dirigen esa riqueza hacia la boca con un cáliz más ancho que se va estrechando. Las variantes de boca más abierta permiten expandir mejor los aromas de los caldos menos intensos, como un Madeira.

El mundo de las cervezas

Vasos Cervezas

La “bebida del pueblo” presenta hoy un panorama paradójicamente complejo al ahondar en los tipos de vasos y copas disponibles para su degustación. Con el auge de las cervezas artesanales y la expansión de tantas variedades internacionales, ediciones especiales, producciones limitadas, IPAs y demás, el sibaritismo hace tiempo que se instaló en el ámbito cervecero.

Pero no hace falta complicarse demasiado la vida para disfrutar plenamente de una buena cerveza en casa, si se conocen algunos puntos básicos. Y habría que empezar por olvidarse de beber directamente del bote o botella, si no es mucho pedir. Sea cual sea el tipo de cerveza, la disfrutarás mucho más sirviéndola primero en una copa, vaso o jarra de vidrio.

Cervezas

Una cerveza necesita espacio suficiente para la formación de espuma, con una boca adecuada que la soporte conservando su textura durante un tiempo. El cuerpo tiene que facilitar el desarrollo de las burbujas y de los sabores, mientras que la apertura superior debería ser algo más estrecha que el diámetro más ancho del cáliz, para atrapar y concentrar los aromas.

Las cervezas más complejas que piden una degustación más pausada se benefician de copas más anchas y perfil curvo; las que pidan una temperatura de servicio menos fría pueden tomarse en vasos o copas sin tallo. Podemos destacar los siguientes diseños:

Vaso Teku

De reciente creación pero que ya causa furor entre muchos expertos, el vaso Teku se elabora en Alemania siguiendo el diseño de un analista sensorial y un experto artesano cervecero de Italia, que pretendían crear el vaso estándar universal para la cata de cualquier cerveza, que enfatizara todas las características organolépticas.

Teku

Este vaso o copa tiene un tallo largo elegante y un cuerpo angulado que captura todos los aromáticos de la cerveza. Se estrecha a medida que asciende para ofrecer una apertura algo más abierta con un reborde que hace más fácil la formación y retención de espuma, así como la degustación.

En otras palabras, está diseñada para potenciar al máximo todos los aspectos de cualquier cerveza, desde la apariencia visual a los aromas, el sabor y la textura.

El vaso de pinta

Pinta

Típico vaso sin tallo, de volumen generoso y cuerpo alargado, con la boca ancha para retener una buena cantidad de espuma, sigue siendo el preferido para tomar las cervezas británicas. Su diseño permite beber la cerveza sin prisa sin perder aromas o sabor, y está pensada para variedades que no requieran mantener la temperatura baja.

Es la mejor opción por tanto para tomar cervezas tipo ale, stouts o porter, británicas o americanas, menos recomendable para una cerveza rubia fría.

Vasos altos tipo Willi Becher, Weizen y Pilsner

Cerveza Lager

Altos, más estrechos en la parte inferior y con una boca más ancha, estos vasos son un estándar básico comodín para todo tipo de cervezas, especialmente las rubias de consumo más cotidiano. Salvo los vasos de Pilsner, suelen presentar un ensanchamiento del cuerpo en la parte media o superior, antes de cerrar ligeramente de nuevo la boca.

Las cervezas más carbonatadas y con menor complejidad aromática se degustarán mejor en vasos más altos y estrechos, mientras que las bocas más anchas permiten desarrollar mejor la espuma y los sabores.

Vaso Cerveza

En Alemania es popular el Stange, alto, cilíndrico y estrecho, especialmente para las cervezas tipo Kölsch, buscando generar una buena capa de espuma y la liberación de sustancias volátiles. Las de trigo o Weizen se sirven mejor en su típico vaso de boca ancha con una curvatura que intensifica los aromas al beber.

Vaso IPA

Ipa

Otro modelo novedoso desarrollado específicamente para la degustación de las cervezas de estilo IPA o India Pale Ale, que son tendencia en los últimos años. Estas cervezas se caracterizan por una graduación alcohólica algo superior, aromas más intensos y sabores más complejos.

El vaso IPA está diseñado para desarrollar al máximo esa complejidad, permitiendo a la cerveza presentar todas sus notas aromáticas y gustativas, para una degustación sin prisas, manteniendo la temperatura y la espuma.

Jarras

Jarra

Grandes y generosas, de vidrio transparente o de cerámica totalmente opacas, las jarras son una buena opción para degustar cervezas menos complejas que pidan mantener el frío el máximo tiempo posible. Perfectas para tiempos más calurosos y para beber cervezas sin demasiadas pretensiones; la boca ancha permite disfrutar además de una buena espuma que se mantiene firme.

Son populares en Alemania las llamadas Seidel, normalmente pesadas y robustas, de gran tamaño, y siguen viéndose las versiones Stein de cerámica incluso algunas con la antigua tapa metálica, que hoy se mantiene realmente solo como efecto decorativo o de coleccionista.

Copa globo, cáliz, tulipa, snifter y más

Copa Cerveza

Con tallos cortos, cuerpos anchos, boca generosa y perfil curvado, todas estas copas derivan del diseño de la snifter, típica copa para servir brandy o cognac. Están destinadas a ofrecer la mejor degustación de cervezas más complejas y ricas en sabores y aromas, que no piden tragos rápidos sino más bien un disfrute más pausado.

La curvatura del cáliz permite desarrollar mejor las burbujas y los aromas, que en el caso de la tulipa se retienen al llegar hacia la abertura superior con un ligero estrechamiento, antes de volver a abrirse en la boca. Así todas las notas organolépticas tienen espacio para liberarse y concentrarse, y la espuma permanece espesa y aromática. Muy adecuadas para cervezas ricas en malta y con más cuerpo.

Los vasos esenciales que necesitas para preparar cualquier cóctel

Gintonic

Centrándonos en el mundo de la coctelería, sería una locura tratar de conseguir absolutamente todos los vasos, copas y jarras que existen en el mercado. Salvo que seamos coleccionistas sin problemas de espacio o presupuesto, en realidad solo necesitamos unas pocas tipologías distintas para servir cualquier bebida que nos apetezca preparar.

Es cierto que el recetario de cócteles y combinados puede extenderse hasta el infinito si nos ponemos muy creativos, pero en el fondo todas las bebidas comparten características comunes unas con otras. No hace falta ni tiene mucho sentido comprar vasos con forma de calavera salvo que acostumbremos a montar fiestas tenebrosas o de piratas en casa.

Algunos expertos recomiendan invertir en siete tipos de vasos para sacar al bartender que llevamos dentro; otros incluso lo reducen a tan solo cuatro tipologías. Estos son los más adecuados según el tipo de bebida:

Copa coupe, coupé o champagne

Coupe

Fue durante un tiempo el recipiente estrella para servir el champán y otros espumosos, también para algunos combinados como el martini, hasta que las nuevas más modernas, como la flauta, le ganaron terreno. Es una copa todoterreno que los profesionales recomiendan por encima de la típica triangular de martini, sobre todo porque evita salpicaduras o desbordamientos al brindar y remover.

Es una copa de tallo o pie alto, con cáliz o cuerpo ancho y redondeado. Se sitúa como un comodín para cualquier bebida servida directamente sin añadir nada de hielo, como el Martini; al cogerla por el tallo evitamos calentar el líquido. Si bien la boca ancha deja escapar más burbujas en las bebidas carbonatadas, también permite percibir mejor los aromas. Recomendable también para Daiquiri o Manhattan.

Copa snifter y globo o balón

Copas Snifter

La snifter es la típica copa de cognac o brandy, destilados oscuros de aromas profundos que piden un cáliz ancho pero con la boca más estrecha para que esas notas aromáticas se liberen poco a poco, alargando la degustación. Tiene tallo pero corto, pues habitualmente se sujetan con la mano por la base del cuerpo, calentando poco a poco la bebida.

Las copas tipo globo son variaciones de la snifter, con el cuerpo ligeramente más estrecho, pero cerrando también la boca. Se han convertido en copas básicas de cualquier bar por la popularidad que alcanzó el gin tonic en los últimos años, y que todavía sobrevive a día de hoy. El gran cuerpo permite acoger todos esos aromáticos que tanto gustan a los fanáticos de esta bebida cuando se prepara en sus versiones de más capacidad.

Vaso old fashioned, low ball o rock glass

Recto, de base plana, sin tallo; es el vaso simple con el que empezó a servirse el considerado también primer combinado de la historia, el old fashioned de whisky y angostura. Está diseñado para contener bebidas servidas frías con o sin hielo, o tragos limpios y claros, solos. El trago más icónico es el whisky on the rocks, de ahí su sobrenombre.

Vaso Whisky

Es un vaso muy versátil aunque luce poco en la mesa por su sencillez, pero en el que merece la pena invertir en calidad. Un fondo grueso asegura una mejor conservación del líquido durante más tiempo, sin perder la temperatura muy rápido, pues está pensado para bebidas cuyo consumo se alarga sin prisas. Un whisky solo o con hielo, un Negroni u otros aperitivos son perfectos para este vaso.

En su versión doble lo encontramos muy similar pero de mayor tamaño, conteniendo dos onzas más que el old fashioned clásico -y no el doble de volumen, como erróneamente podríamos pensar-; es más recomendable si vamos a servir las bebidas habitualmente con hielo.

Vaso alto, de tubo, largo, o tumbler

Highball

El llamado highball o chimenea es el típico vaso largo de cubata, con sus variantes. Estrecho, recto, sin tallo y de capacidad generosa, algunos tienen la boca ligeramente más ancha, pero el diseño básico siempre se repite. A veces se llama indistintamente vaso Collins o Tom Collins, si bien en este caso suelen ser algo más altos y estrechos. A efectos prácticos, son intercambiables.

Su gran capacidad lo convierte en el mejor recipiente para preparar todo tipo de combinados y cócteles con ginebra, ron, vodka, whisky y todo tipo de refrescos y zumos. Permiten contener cantidades generosas de hielo, preferiblemente triturado, y adornos adicionales como mezcladores o pajitas.

Vaso de chupito, shot o caballito

Shots

Los hay de mil formas, diseños, materiales y acabados, dependiendo del gusto personal y el número de invitados que solamos tener en casa. Un vaso de chupito debería tener un tamaño suficiente como para contener la bebida sin desbordarla, pues nunca deberían llenarse hasta arriba para evitar las típicas salpicaduras.

Es aconsejable elegir vasos tipo shot con, al menos, 1,5 onzas de capacidad, unos 44 ml, o hasta 2 onzas o casi 60 ml para no tener que llenarlos hasta el borde. Sobra decir que no necesitamos estos vasos en el caso de que no acostumbremos a servir chupitos o bebidas de tragos cortos en casa, como el clásico tequila.

Copa huracán, margarita y otras

Copa Huracán

Solo imprescindible para los aficionados a las bebidas más festivas y tropicales. La hurricane es una copa que rápidamente asociamos a cócteles de sabores caribeños, con colores llamativos y adornos de frutas y sombrillas. Es alta, con el tallo corto, perfil ondulado y cuerpo estrecho, con la boca ligeramente más ancha.

Su gran capacidad y aspecto vistoso la hacen perfecta para los combinados tipo frozen, con batidos de frutas, mucho hielo o combinaciones de colores diferentes. Hay distintas variantes, con algunas tipologías de menos capacidad y cuerpo más ancho.

Copa Margarita

La copa margarita es perfectamente reconocible y llamada así en honor al cóctel al que está ligada. Si bien permite sin problemas servir otros combinados similares, siempre con ese toque festivo, tropical y veraniego, es una copa totalmente prescindible salvo que seamos fanáticos de esta bebida.

Cava, champán, sidra y otros espumosos

Copa Flauta

Los vinos espumosos se caracterizan, obviamente, por las burbujas. Tanto el cava como el champán se elaboran siguiendo el mismo método tradicional de la doble fermentación, y también existen otros vinos a los que se añade gas carbónico de forma artificial. En cualquier caso, lo que nos interesa para elegir la copa perfecta es que todos son espumosos.

Estos vinos además son muy aromáticos y, dependiendo de la variedad, más o menos dulces y fragantes. Al descorchar estas botellas se produce un choque en el equilibrio de la presión interior, provocando que las burbujas “salten”.

Copas Champan

Ya hemos comentado que el champán se servía antiguamente siempre en la copa tipo coupé, llamada incluso copa champagne, de tallo alto y cuerpo y boca ancha. Pero han ganado terreno las altas y largas, de flauta.

Estas últimas son muy estrechas y pueden presentar una base redondeada o triangular, pero siempre se identifican por ese tallo largo y fino, con un cuerpo y boca muy estrechos. Lucen muy elegantes y permiten ver el ascenso de las burbujas como si fuera un acuario, sin embargo, tiene detractores.

La ventaja de la flauta es que las burbujas van subiendo y liberándose más lentamente; la desventaja es, precisamente, que eso provoca que la degustación no sea del todo satisfactoria. Se perciben menos aromas y no permite apreciar todo el sabor y la fragancia de la bebida en su plenitud.

Copas Burbujas

La antigua copa de champán, mucho más ancha, ofrece mayor superficie para que las burbujas se liberen rápidamente; es una copa perfecta para disfrutar al instante de todos los matices de la bebida, pero obliga a vaciar el contenido igual de rápido, o se quedará insípida y sin gas.

Una solución intermedia que suelen recomendar los expertos es la copa tulipa o, mejor aún, de vino blanco; más alargada que la coupé y más estrecha, pero también más ancha que la flauta. Al tener un cuerpo más abierto, las burbujas se liberan con más facilidad, pero no se pierden tan rápidamente al salir a la superficie.

Vaso Duralex

Y si lo que buscamos es, simplemente, un buen vaso todoterreno, vesátil, práctico, duradero y, sobre todo, asequible, podemos seguir esta recomendación y apostar por lo más simple: el diseño Picardie de Duralex, el mejor para el agua, y lo que se ponga por delante en un apuro. Los clásicos nunca mueren.

Fotos | iStock - Matthieu Joannon - Yuanbin Du - Michael Mroczek - Petr Sonnenschein - Deleece Cook - Michael B. Stuart - Elevate - Didriks - Marco Verch - David von Diemar

Las 17 mejores recetas de la cocina balear para celebrar el Día de las Islas Baleares

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Las 17 mejores recetas de la cocina balear para celebrar el Día de las Islas Baleares

Gracias a su situación privilegiada, en pleno Mediterráneo, las Baleares han recibido la influencia de muchas culturas, lo que ha redundado en que la gastronomía de estas islas sea muy variada. A pesar de ello, el denominador común son unos productos de calidad excepcional que hacen que la cocina balear sea muy variada: pescado, aceite, cordero, cerdo, marisco, hortalizas, etc. La lista es muy extensa.

La gastronomía balear aparece por primera vez en el siglo XV, pero fue el Archiduque Luis Salvador de Austria, quien se refiere a la cocina isleña en su obra Die Balearen, en la que se diferencia entre una cocina rural (más antigua, basada en el pan, legumbres y frutas) y una cocina ciudadana (más moderna, con más variedad en carne y pescado, pan blanco, poca leche y mucho chocolate con dulces como ensaimadas y cuartos). ¿Quieres descubrir las 17 mejores recetas de la cocina balear?

Seguro que os sorprenderá descubrir que hay muchos otros platos tradicionales que van más allá de la "archifamosa" receta de ensaimada.

Recetas saladas

Sopas mallorquinas

Sopa mallorquina.
  • Ingredientes: 300 g de lomo o solomillo de cerdo troceado pequeño, 1/2 k de cebolla tierna, 1 cabeza de ajos, 1 manojo de perejil, 3 tomates, 1 patata cortada como para tortilla, 1 col, 1 coliflor pequeña, 1 pimiento verde, pimentón, agua, 250 gramos de pan para sopas mallorquinas (pan payés seco cortado muy fino) y 200 g de setas.

  • Preparación: Empezamos lavando y cortando toda la verduras. En una cazuela, mejor si es de barro, damos unas vueltas al lomo de cerdo en aceite d´oliva. A continuación, añadimos la cebolla tierna, los ajos pelados y cortados gruesos, el pimiento verde, el tomate (sin pelar y picado menudo), las setas y lo removemos todo. Agregamos la patata y el perejil y a continuación la col cortada a tiras más bien pequeñas. Cuando la col haya perdido el agua, añadimos una cucharada repleta de pimentón, sal y agua caliente (no demasiada, mejor ir añadiendo para se vayan haciendo las verduras). Al cabo de unos minutos agregamos la coliflor troceada pequeña. Cuando las verduras estén cocidas, las apartamos hacia los bordes de la cazuela y añadimos las sopas de pan procurando que queden en la parte inferior de la cazuela. Volvemos a colocar las verduras encima, tapamos y dejamos cocer unos minutos. Servir calientes.

Sopas mallorquinas

Bullit de peix o guiso ibicenco de pescado

Bullit de peix
  • Ingredientes: 1 k de pescado variado de roca limpio, troceado y salado, 3 o 4 dientes de ajo pelados, un manojo de perejil, 1 o 2 tomates pelados y troceados, 7 u 8 patatas peladas y cortadas a lo largo en dos mitades, unas hebras de azafrán, aceite de oliva, sal y caldo de pescado o agua

  • Preparación: Empezamos poniendo aceite en una cazuela honda y sofreímos las patatas. Hacemos una picada con los ajos, los tomates y el perejil y se le añade a la cazuela. Le damos un par de vueltas. Agregamos agua o caldo de pescado hasta cubrir las patatas y lo dejamos hervir unos 10 minutos. Agregamos las hebras de azafrán. Pasamos el pescado ligeramente por agua, para quitar el exceso de sal, y lo añadimos a la cazuela. Si es necesario añadimos más agua o caldo. Lo dejamos hervir unos 10 o 15 minutos hasta que el pescado esté hecho, sin remover demasiado para que no se deshaga. Con el caldo que se ha obtenido hervimos el arroz.

Bullit de peix o guiso ibicenco de pescado

Coca ibicenca de pintarroja

Coca ibicenca de pintarroja
  • Ingredientes: 500 g de harina, 1 vasito de aceite de oliva, 1 vasito de agua tibia, sal, 2 cucharaditas de levadura de repostería, 3 o 4 gatons o pintarroja (despellejados y troceados), 6 o 7 dientes de ajo, 1 manojo de perejil, sal, aceite de oliva, un bote pequeño de aceitunas sin hueso y 1 cucharada sopera de pimentón.

  • Preparación: Picamos los ajos y el perejil, los reservamos. Ponemos los trozos de pintarroja limpios y escurridos en un bol grande, añadimos los ajos, el perejil, la sal, el aceite (generosamente) y la cucharada de pimentón y los mezclamos todo bien, dejando macerar la mezcla mientras se hace la masa. Ponemos la harina, el aceite, el agua, la sal y la levadura en un bol limpio y los mezclamos, primero con una cuchara y después amasándolos a mano hasta obtener una masa homogenea. Extendemos la masa y forramos con ella un molde untado con aceite. Repartimos el relleno sobre ella, repartimos las aceitunas y horneamos a 180º hasta que la masa quede dorada.

Coca ibicenca de pintarroja

Guiso ibicenco de raya

Guiso ibicenco de raya
  • Ingredientes: 1 raya troceada, 1 patata mediana por persona, 1 cabeza de ajos pelados, 1 buen manojo de perejil, 1 tomate pelado y rallado, 1 yema de huevo cocido, 1 buen puñado de almendras fritas, 1 rebanada de pan tostado, 1/2 cucharadita de pimentón, nuez moscada, pimienta negra, sal, agua y aceite de oliva

  • Preparación: Empezamos pelando las patatas, lavándolas y cortándolas en rebanadas redondas no demasiado finas. Las freímos ligeramente, las escurrimos y las colocamos en una cazuela grande de fondo grueso. Encima de las patatas disponemos los trozos de raya, limpios y salados, sin superponerlos. Hacemos una picada con los ajos, el perejil, el tomate, la yema de huevo, las almendras, la rebanada de pan tostado y las especias. Una vez hecha, vamos añadiendo agua hasta que quede una pasta ligera que repartimos sobre el pescado. Si es necesario, ponemos un poco más de agua. Las patatas deben quedar tapadas del todo y el pescado ligeramente (cuece muy deprisa). Tapamos y dejamos hervir hasta que esté todo hecho. Durante la cocción vamos sacudiendo la cazuela para que se reparta bien el líquido.

Guiso ibicenco de raya

Frito mallorquín

Frito mallorquín
  • Ingredientes: una asadura de cordero, 3 manojos grandes de cebolletas, 2 pimientos rojos, 1/2 coliflor, 6 patatas, 1 cabeza de ajos, aceite de oliva virgen extra, 2 hojas de laurel, sal, pimienta y un manojo de hinojo fresco

  • Preparación: Empezamos cortando todos los ingredientes a cuadraditos muy pequeños: la asadura, los pimientos y las cebolletas. Pelamos las patatas y las cortamos en bastones. Separamos los dientes de ajo y los machacamos sin pelarlos. Hidratamos el hinojo poniéndolo en agua. Calentamos aceite en abundancia en una sartén grande o en una cazuela y vamos friendo los ingredientes por tandas. Primero las patatas, luego las verduras y por último la asadura. A medida que se hagan los vamos poniendo en una cazuela grande y salándolos. Podemos ir friéndolo todo en la misma sartén y usar el mismo aceite. Por último, colamos el hinojo, lo picamos y los añadimos a la cazuela. Rectificamos de sal y pimienta. Lo removemos todo sobre el fuego con cuidado de no deshacer las patatas, tiene que quedar meloso y unido pero no aceitoso.

Frito mallorquín

Sofrito payés ibicenco

Sofrito payés ibicenco
  • Ingredientes: cordero troceado (preferiblemente del cuello y paletilla), pollo payés troceado, costillas de cerdo, tocino troceado, sobrasada, butifarrón, cabezas de ajo enteras, laurel, perejil limpio y troceado no muy menudo, aceite de oliva, sal, pimienta, patató (patata pequeña ibicenca) o patatas peladas y troceadas, unas hebras de azafrán, clavo de olor picado y una pizca de canela en polvo.

  • Preparación: Empezamos poniendo a hervir las carnes en agua abundante, que previamente habremos salado. Las pondremos en ollas distintas, para que no se deshaga la que esté primero cocida. Aprovecharemos tanto las carnes como los caldos que obtengamos. Cuando estén hechas, se sacan de las ollas y se dejan escurrir. Mezclamos los caldos de las distintas carnes y lo reservamos. En una cazuela honda, ponemos aceite de oliva y sofreímos el tocino, la sobrasada y la butifarra. Para que no se deshagan demasiado es mejor no cortarlas en trozos, sino sólo marcar las porciones sin llegar a trocear. Añadimos las cabezas de ajos enteras y dejamos también que se hagan. Incorporamos el perejil y el laurel. Pasamos los trozos de carne por la cazuela, no es necesario freírlos sólo es para que vayan cogiendo el gusto del sofrito, y los retiramos a una bandeja. A continuación se agregan unos cuantos cucharones de caldo, la sal y las especias y se deja todo para que vaya confitando. Ahora sí, después de unos pocos minutos, añadimos la carne y las patatas (que previamente habremos frito ligeramente en aceite de oliva). Añadimos más caldo hasta que quede todo medio cubierto y dejamos hacer a fuego muy muy lento. De vez en cuando sacudimos la cazuela (con la tapa puesta) para que se integren todos los ingredientes y se empapen bien de la salsa que se va haciendo. Si es necesario añadimos más caldo, pero no debe quedar excesivamente caldoso. Rectificamos de sal y servimos.

Sofrito payés ibicenco

Ensalada payesa ibicenca

Ensalada payesa ibicenca
  • Ingredientes: 6-8 patatas, 3 tomates, 1/2 pimiento verde, 1/2 cebolla, 3 latas de atún en aceite de oliva, 2 botecitos de aceitunas rellenas, aceite de oliva y sal

  • Preparación: Empezamos lavando las patatas y poniéndalas en una olla tapadas con agua fría. Ponemos la olla al fuego y la dejamos hervir hasta que pinchándolas con una aguja esta pueda penetrar con facilidad en la carne de cada patata. Aproximadamente una media hora. Una vez cocidas, las sacamos del agua y las dejamos enfriar sobre un plato. Mientras, cortamos los tomates y el pimiento verde en cuadraditos y cortamos la cebolla en lonchas finas. Escurrimos el atún y lo desmenuzamos con la ayuda de un tenedor. Pelamos las patatas y las cortamos a cubos. Las ponemos en la ensaladera donde vayamos a servir el plato y añadimos los ingredientes que teníamos reservados. Escurrimos las aceitunas, las cortamos por la mitad y las añadimos a la ensalada, removiendo bien. Por último, aliñamos con abundante aceite de oliva y sal.

Ensalada payesa ibicenca

Empanadas mallorquinas de cordero

Empanadas mallorquinas de cordero
  • Ingredientes: 1 y 1/2 k de harina de repostería, 375 g de manteca de cerdo derretida, 240 g de aceite de oliva, 1 vaso de agua templada, 2 yemas de huevo, zumo de 1 y 1/2 naranjas, sal, 1 pierna de cordero deshuesada y troceada (aproximadamente 1,200 g), sal, pimienta, zumo de limón, sobrasada troceada, tocino troceado.

  • Preparación: Empezamos adobando la carne de cordero troceada, rociándola con zumo de limón y salpimentándola. Mejor si esta operación la realizamos con algo de antelación, para que se empape bien. El recipiente donde la pongamos lo dejaremos ligeramente inclinado para escurrir el líquido que vaya soltando la carne. Después, amasamos los ingredientes de la masa. Para hacer las empanadas vamos tomando porciones de 80 o 90 g, formamos una bola y le vamos dando forma hasta formar una "cazoleta", que rellenaremos con carne, sobrasada y tocino. Extendemos un poco de masa con la ayuda de un rodillo, recortamos un círculo para tapar la empanada y hacemos un pequeño reborde, para sellar bien la masa. Realizamos un pequeño agujerito en el centro de cada empanada y horneamos a horno precalentado a 180ºC durante, aproximadamente, unos 50 minutos.

Empanadas de cordero

Cuinat ibicenco

Cuinat ibicenco
  • Ingredientes: 3 manojos de acelgas limpios y troceados, 1/2 kilo de almortas, 1/2 kilo de haba pelada, 1 y ½ kilos de hojas de colleja, aceite de oliva, sal, pimentón dulce, 2 cabezas de ajo, 3 ñoras, 2 manojos de ajos tiernos, 1 manojo de hierbabuena y agua

  • Preparación: Empezamos poniendo en remojo, el día anterior y en dos boles distintos, las almortas y las habas peladas. Media hora antes de empezar, aproximadamente, ponemos en remojo las ñoras. En una cazuela grande, ponemos agua al fuego y cuando hierva, añadimos las hojas de colleja, las acelgas y las almortas. Dejamos que hiervan ligeramente y, después, las enjuagamos con agua fría y las escurrimos bien, exprimiéndolas con las manos para ayudar a que suelten toda el agua posible. Ponemos de nuevo la cazuela al fuego con las verduras escurridas y las habas peladas, un cucharón de aceite de oliva, sal, una cucharada bien llena de pimentón dulce, los ajos secos y tiernos picados, la carne de las ñorasy las hojas de hierbabuena picadas. Lo cubrimos todo con agua, removemos con cuidado y lo dejamos hervir a fuego lento una hora y media, aproximadamente, hasta que quede todo bien integrado. Las cantidades de aceite y pimentón son orientativas, lo mejor es añadirlas poco a poco, probarlo y si nos parece que no son suficientes, agregar un poquito más, siempre con cuidado de no excedernos.

Cuinat ibicenco

Recetas dulces

Coca mallorquina de tallades

Coca mallorquina de tallades
  • Ingredientes: 400 g de harina de repostería, 100 g de manteca de cerdo a temperatura ambiente, 3 huevos batidos, 150 g de patata, 15 g de levadura de panadería, 150 g de azúcar, 1 vaso de agua y albaricoques partidos por la mitad

  • Preparación: Calentamos ligeramente el agua y deshacemos en ella la levadura de panadería. Agregamos el resto de ingredientes (las patatas escurridas y chafadas con un tenedor) y amasamos hasta obtener una masa lisa. La harina es mejor que la vayamos añadiendo poco a poco, tal vez no será necesario añadirla toda o puede que tengamos que agregar un poco más, la cantidad es aproximada. Hacemos una bola con la masa y la dejamos reposar 1 hora o hasta que doble de tamaño en un bol untado con aceite que colocaremos en un lugar cálido y sin corrientes de aire. La amasamos para desgasificar y la extendemos en una bandeja de horno. La dejaremos reposar otra hora más hasta que vuelva a doblar su tamaño. Repartimos los albaricoques, espolvoreamos con abundante azúcar y cocemos a horno precalentado a 150ºC unos 50 minutos o hasta que la superficie quede dorada. Una vez horneada, podemos volver a espolvorear de azúcar.

Coca mallorquina de tallades

Gató mallorquín

Gató mallorquín
  • Ingredientes: mantequilla para engrasar el molde, 250 g de azúcar, 4-6 tiras de piel de limón (sólo la parte amarilla), 1 cucharadita de azúcar vainillado, 250 g de almendra molida, 7 claras de huevo, 7 yemas de huevo y una pizca de sal.

  • Preparación: Precalentamos el horno a 200ºC y engrasamos el molde con mantequilla. Ponemos en el vaso el azúcar y lo pulverizamos 20 seg/vel 10. Retiramos 1 o 2 cucharadas de azúcar molido y lo reservamos para espolvorear. Agregamos al vaso la piel de limón y el azúcar vainillado y pulverizamos 20 seg/vel 10. Incorporamos la almendra molida y mezclamos 5 seg/vel 5. Retiramos a un bol y reservamos. Lavamos el vaso. Colocamos la mariposa en las cuchillas. Agregamos las claras y la sal y montamos 7 min/vel 3´5. Programamos 1 min/30 seg/vel 3´5 y añadimos por la abertura las yemas, una a una, en intervalos de 15 segundos. Dejamos reposar 30 segundos en el vaso Agregamos la mezcla de azúcar y almendra y mezclamos 4 seg/vel 4. Retiramos la mariposa y terminamos de envolver con la espátula. Vertemos en el molde reservado. Bajamos la temperatura del horno a 180ºC y horneamos 30 minutos o hasta que pinchando con un palillo salga limpio. Dejamos enfriar sobre una rejilla, desmoldamos y espolvoreamos con el azúcar molido que habíamos reservado.

Gató mallorquín

Rubiols mallorquines

Rubiols mallorquines
  • Ingredientes: 1 kg. de harina floja o de repostería, 100 gr. de azúcar en polvo, 2 yemas de huevo, 2 tazas de café de aceite de oliva, 2 tazas de café de zumo de naranja, 1 y media tazas de café de agua, 200 gr. de manteca a temperatura ambiente, ralladura de un limón, ½ kg. de cabello de ángel y ½ kg. de requesón, mezclado éste último con 200 gr. de azúcar, la ralladura de una piel de limón y 1 yema de huevo.

  • Preparación: Poner todos los ingredientes en un bol grande y amasarlos hasta que quede una masa lisa. Envolverla en papel film y ponerla a la nevera durante, como mínimo, media hora. Sacar de la nevera. Coger porciones de masa y estirarlas con el rodillo. Colocar en el centro de cada una de ellas una cucharada del relleno elegido, en mi caso hice unos de cabello de ángel y otros de requesón, doblar y cortar con los moldes de rubiols. Para que los rubiols queden sellados y no se abran durante la cocción, lo mejor es presionar ligeramente los bordes con los dedos o un tenedor. Cocer en el horno a 180º durante treinta o cuarenta minutos, dejar enfriar y espolvorear de azúcar molido.

Rubiols mallorquines

Flaó o tarta ibicenca de queso

Flaó o tarta ibicenca de queso
  • Ingredientes: ralladura de medio limón, 30 gr de azúcar, 200 o 250 gr de harina de repostería, 1 huevo batido, una pizca de sal, 1 chorrito de anís, un puñadito de granos de anís, 1 cucharadita de aceite de oliva, 25 o 30 gr de manteca de cerdo, 4 huevos, 250 gr de azúcar, 500 gr queso rallado (350 gr de queso de Burgos sin sal y 150 gr de queso de oveja, aunque puede ser también todo de Burgos), hierbabuena triturada (al gusto, yo le puse bastante, como dos cucharadas)

  • Preparación: Empezamos preparando la base, amasando los ingredientes de la misma hasta conseguir unirlos todos bien. La harina es mejor que la vayamos añadiendo poco a poco, para que coja la que necesita. Untamos un molde redondo con los bordes dentados con un poco de manteca y lo forramos con la masa preparada. Para el relleno, batimos los cuatro huevos con el azúcar, añadimos el queso y por último la hierbabuena. Esta ultima se mezcla con una espátula, porque si se bate la masa quedará de color verdoso. Llenamos la base que tenemos preparada con el relleno, la podemos decorar con hojas enteras de hierbabuena y la cocemos unos tres cuartos de hora a 180ºC. Parecerá que la masa se quema, pero tiene que quedar bien dorada. La dejamos enfriar y, por último, la espolvoreamos de azúcar sin moler.

Flaó o tarta ibicenca de queso

Cocas de patata de Valldemossa

Cocas de patata de Valldemossa
  • Ingredientes: 300 g de agua, 200 g de patata pelada y troceada, 100 g de manteca de cerdo, 200 g de azúcar, 3 huevos M, 50 g de leche, 30 g de levadura prensada fresca, 600 g de harina de fuerza, 1 cucharadita de sal, 50 g de aceite de oliva virgen extra, 1 o 2 cucharadas de azúcar molido para espolorear.

  • Preparación: Empezamos poniendo el agua en el vaso y calentándola 5 min/100ºC/vel 1. Introducimos el cestillo en el vaso con la patata y programamos 15 min/Varoma/vel 1. Con la muesca de la espátula extraemos el cestillo y vaciamos el vaso. Ponemos la patata cocida y la manteca en el vaso y mezclamos 20 seg/vel 3. Añadimos el azúcar, los huevos, la leche y la levadura y mezclamos 30 seg/vel 4. Incorporamos al vaso la harina y la sal y amasamos 3 min/vel espiga. Colocamos el cubilete en la tapa, pesamos el aceite en el cubilete y lo reservamos. Amasamos 1 min/Velocidad espiga y vamos añadiendo el aceite del cubilete por la abertura. Sacamos la masa y la ponemos en un bol untado de aceite, la tapamos con papel film y la guardamos en la nevera toda la noche.La sacamos por la mañana y la dejamos reposar unas dos o tres horas, hasta que doble su volumen. La ponemos sobre una superficie de trabajo espolvoreada de harina y la desgasificamos. Le damos forma de cilindro y lo cortamos en 18 trozos (de unos 80 g cada uno, aproximadamente). Les damos forma de bola y los vamos colocando separados sobre dos bandejas de hornear forradas con papel de horno. Cubrimos los bollitos con papel film y los dejamos reposar una hora como mínimo. Por último, los horneamos a horno precalentado a 170ºC unos 15 minutos (no tienen que dorarse en exceso). Los dejamos enfriar, los espolvoreamos de azúcar molido y ya podemos servirlos.

Cocas de patata de Valldemossa

Greixonera ibicenca

Greixonera ibicenca
  • Ingredientes: 5 ensaimadas del día anterior, 6 huevos, 400 gr. de azúcar, 1 litro de leche, 1 cucharada de canela molida, la piel rallada de un limón

  • Preparación: Empezamos caramelizando 100 gr. de azúcar. Tiene que quedar bien oscuro. Cuando esté listo, lo repartimos sobre el fondo de un molde de paredes altas, no siendo necesario engrasarlo previamente. Sobre el caramelo disponemos las ensaimadas troceadas. Los trozos pueden ser grandes, asi después se empaparán mejor con la mezcla de huevos y leche. Prefiero romper las ensaimadas a mano, nunca con cuchillo. Aparte, batimos los huevos con los restantes 300 gr. de azúcar. Añadimos la leche, removiendo bien. Por último, agregamos la cucharada de canela molida y la ralladura de limón. Cocemos la greixonera en el horno al baño maría a 160ºC, durante dos horas aproximadamente, o hasta que pinchándola con un palillo este salga limpio. Debemos dejarla enfriar bien antes de desmoldarla.

Greixonera ibicenca

Coca mallorquina de brossat o requesón

Coca mallorquina de brossat o requesón
  • Ingredientes. 1/2 kilo de requesón, 6 huevos, 250 g de azúcar, ralladura de la piel de un limón, 1 cucharadita de canela molida, 1 trocito de bizcocho o 1 magdalena triturado

  • Preparación: Empezamos batiendo los huevos en un cuenco con una batidora manual, añadimos el azúcar y mezclamos bien. Rallamos la piel de limón y la agregamos a la mezcla de huevos y azúcar. Aparte, desmenuzamos el requesón con la ayuda de un tenedor. Después lo añadimos a la mezcla, así como la canela molida y el bizcocho triturado, batiendo hasta que quede todo unido. Ponemos la mezcla en un molde, que originalmente era de barro, y la cocemos a horno precalentado a 180º unos 40 minutos o hasta que la masa esté totalmente cuajada.

Coca mallorquina de brossat o requesón

Coca menorquina de patata con cereza

Coca menorquina de patata con cereza
  • Ingredientes: 2 huevos, 100 g de azúcar, 250 g de harina, 100 g de patata hervida, 50 g de manteca de cerdo a temperatura ambiente, 15 g de levadura fresca de panadero, 25 g de agua de hervir las patatas o de leche templada y 250 g de cerezas

  • Preparación: Empezamos poniendo en un bol grande el azúcar y los huevos y batimos bien con un batidor de varillas. Agregamos la patata hervida hecha puré, la manteca y volvemos a batir. Disolvemos la levadura en la leche o agua tibia. Añadimos la levadura a la masa junto a la harina tamizada, y mezclamos con una espátula hasta que todos los ingredientes estén bien ligados. Quedará una masa blanda y pegadiza. Ponemos la masa en una bandeja ligeramente engrasada con manteca y la extendemos con una espátula. Nos engrasamos las manos con un poco de manteca y alisamos bien la superficie de la masa, haciéndola llegar a todos los extremos de la bandeja. La tapamos con un papel film y dejamos levar la masa durante una hora o hasta que doble su volumen. Mientras lavamos y deshuesamos las cerezas. Cuando la masa esté levada, distribuímos las cerezas, empujándolas ligeramente para que queden hundidas. Por último, espolvoreamos la coca abundantemente con azúcar molido. Metemos la bandeja en el horno precalentado a 170º y la horneamos durante 15 o 20 minutos.

Coca menorquina de patata con cerezas

Chili con carne y rollitos de canela dulces: la (aparente) loca combinación que causa tanto furor como rechazo en EEUU

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Chili con carne y rollitos de canela dulces: la (aparente) loca combinación que causa tanto furor como rechazo en EEUU

La combinación de un estofado picante de carne y alubias con rollitos dulces de canela glaseados de azúcar no suena, de entrada, demasiado apetecible. Y sin embargo, lo que parece una guarrindongada digna de David de Jorge es todo un clásico en el medio oeste de Estados Unidos, un icono de comfort food que levanta tantas pasiones como cejas escépticas en el resto del país.

El chili con carne es un plato típico americano derivado de la cocina tex-mex, extendido por todo el país desde Texas, que admite acompañamientos variados como pan de maíz, tortillas de trigo o maíz o nachos crujientes, pero a nadie se le ocurriría mojar un bollo dulce en la salsa de tomate. ¿Realmente es un maridaje tan loco? ¿Se basa en la pura nostalgia o merecerá la pena probarlo?

El difuso origen de una combinación de platos extraña

Chili Con Carne

Estamos acostumbrados a que nos lleguen noticias de comidas y productos peculiares desde Estados Unidos, pero en este caso la combinación de elementos también causa rechazo en gran parte del país americano. Puede que allí se inventaran cosas como el cronut, el cruffin o el croissant de sushi, pero la idea de mojar un bollo dulce en el chili no suena de primeras muy atractiva.

Pero no se trata de un invento nuevo a la caza de notoriedad en las redes sociales; es todo un clásico en ciertas regiones del medio oeste ameriano, especialmente en Nebraska, Montana, Kansas, Missouri, Arkansas, Colorado, Iowam Idaho, Missouri y las dos Dakotas. Zonas donde los inviernos son muy fríos y el concepto de comfort food o comida reconfortante cobra verdadero sentido.

Al parecer, la costumbre de servir un cuenco humeante de chili con un rollito de canela ya era popular en la década de 1960, sobre todo en los comedores escolares y ciertos menús de cafeterías de barrio o diners de carretera. La publicación 'School lunches for 25 and 50' de 1949 ya incluía una receta de chili con carne para preparar en los comedores escolares, y en los años 60 ya aparece mencionado el combo con los rollitos de canela en diversas publicaciones.

Rollito

¿Quién tuvo la idea de servir el estofado de carne y alubias con bollitos dulces? Como tantos platos populares, la invención no está del todo clara. Algunas fuentes remiten a los trabajadores de tala de árboles, que en teoría mojaban los rollitos del desayuno en las sobras de la cena anterior para coger fueras, pero solo se sabe con certeza que se popularizó en las cafeterías escolares.

Si bien hoy en muchos centros recurren a productos congelados, décadas atrás los centros contaban con cocineros que preparaban todo en las cocinas de los colegios. El chili con carne se cocina casi solo una vez está todo guisándose en la colla; esto dejaba tiempo para elaborar la masa de los populares rollitos de canela, que requieren amasado, levado, formado y glaseado tras salir del horno.

La supervivencia de un icono cargado de nostalgia

Rollito de canela

Los foros de internet y las redes sociales han permitido que muchos estadounidenses descubran esta extraña combinación, con sorpresa, escepticismo y bastante rechazo. Y aunque ya no es una combinación tan frecuente en las cafeterías escolares, en muchas regiones siguen manteniendo viva la tradición de una comida cargada de nostalgia algo infantil.

No es una locura tan lejana a nuestras propias burradas culinarias, como aquellas merendolas tan calóricas y azucaradas que seguro muchos recordamos de nuestra infancia. Aquí la polémica reside en esa extraña mezcla de salado y dulce que, de entrada, a nadie le suena demasiado apetecible.

El chili con carne ya sabemos que puede adquirir muchas variantes según la región, el gusto y la mano del cocinero, pero todas derivan del original mexicano reinventado por la cocina tex-mex del sur de Estados Unidos. Puede ser más o menos picante, espeso o caldoso, con carne y alubias o en versión vegetariana, con queso... Se caracteriza, sobre todo, por su poder reconfortante y el potente aroma que alimenta solo con olerlo.

Pensándolo fríamente, la masa tierna y dulce del rollito es perfecta para mojar y empaparse de la salsa del guiso, ofreciendo un buen contraste que equilibra las especias del chili, suavizando el picante y potenciando los sabores, gracias también a la canela, una especia que se suele incluir en el propio chili.

Chili Con Carne

En Murcia sabemos que la combinación de dulce y salado no es tan extraña y lo tenemos comprobado con el pastel de cierva, de masa dulzona y relleno con carnes: es solo un ejemplo de tantos de las maravillas que puede ofrecer el juego de enfrentar sabores aparentemente contrarios.

A muchos adultos la combinación del chili y los rollitos les trae recuerdos nostálgicos y siguen manteniendo viva la tradición en eventos familiares y vecinales. Aunque ya no suele formar parte del menú habitual de las escuelas, muchos centros lo preparan en ocasiones especiales, sobre todo cuando toca jornada con los padres, que reviven así su propia infancia.

Quien viaje por el medio oeste podrá encontrarse con ofertas de chili y rollitos en diferentes locales, sobre todo en localidades más pequeñas, y también en el menú de Runza, una popular cadena de comida rápida. Los apasionados de este plato saben que se les ve como a bichos raros, pero, igual que el mítico bocadillo de chorizo con nocilla, nunca hay que juzgar nada antes de probarlo.

Fotos | Runza Restaurants - Marco Verch - kalhh - bvoyles4 - mccartyv

Cuatro estrena 'Bake Off', adaptación del popular concurso británico: ¿cómo es el original y qué esperamos de la versión española?

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Cuatro estrena 'Bake Off', adaptación del popular concurso británico: ¿cómo es el original y qué esperamos de la versión española?

Meses después de que Mediaset comenzara a promocionar el concurso 'Bake Off', con Jesús Vázquez como principal reclamo, finalmente hoy miércoles podremos ver el estreno de la nueva versión del popular programa británico. A partir de las 22.45 podremos ver en Cuatro si la adaptación española consigue el mismo éxito del concurso repostero original, que tras nueve ediciones sigue siendo todo un éxito con réplicas en más de 30 países.

Las píldoras que nos han dejado ver, sin embargo, mucho lugar a la esperanza. El boom mediático de la cocina televisiva y los talent shows no parece agotarse y es evidente que las cadenas buscan su propio MasterChef para competir con la pública. Pero conociendo nuestro historial, temo que esta nueva versión no logre replicar el encanto del programa madre, un concurso que busca coronar al mejor repostero aficionado del país.

El exitoso concurso que levanta pasiones reposteras

'The Great British Bake Off', o, simplemente, 'Bake Off', es un concurso típico de talento culinario enfocado enteramente a la repostería y panadería, con participantes aficionados que compiten a lo largo de diez programas para convertirse en el mejor baker amateur del país. Cada semana se enfrentan a tres retos tematizados en los que un jurado va eliminando a los contendientes.

Bake Off

El programa comenzó a emitirse en el verano de 2010 en la cadena BBC Two, el segundo canal de la de la British Broadcasting Corporation, la televisión pública británica. Después de cuatro temporadas se ganó con honores su lugar en la primera cadena, ya que no dejaba de ganar audiencia y popularidad, además de reconocimiento crítico.

Tres años más tarde, la productora del concurso, Love Productions, firmó un contrato con la cadena Channel 4, donde continúa emitiéndose a día de hoy. A finales del pasado verano se emitió la novena y, hasta ahora, última edición, manteniendo los buenos datos de audiencia cosechados en años anteriores. Actualmente se está preparando la que será décima temporada.

Bake Off5

Las modas de los concursos de cocina y de la repostería casera no son exclusivas de nuestro país, y el gran número de adaptaciones que tiene el formato por todo el mundo lo evidencian. Aunque algunas versiones no han sobrevivido, el programa sigue funcionando muy bien en países como Alemania, Australia, Brasil o Estados Unidos, donde también siguen con fervor la versión británica original.

Es ya parte de la cultura popular británica, genera mucha conversación en prensa y redes sociales y también produce muchos contenidos paralelos, además de ediciones especiales del programa, incluyendo actos benéficos. Son muchos los medios gastronómicos que animan a imitar a los concursantes replicando las recetas del programa, pues la repostería casera sigue levantando pasiones.

¿Cuáles son las claves de su éxito?

Bake Off6

Después de ver muchos concursos y talents culinarios de diversa naturaleza, creo que el éxito del 'Bake Off' original radica en el encanto que transmite. El formato de cada episodio está claro y no necesita una narrativa forzada para crear conflictos o distraer con tramas que no se cree nadie: se respira pasión genuina por la repostería en un ambiente amable en el que no falta el humor.

Que los los presentadores sean los cómicos Sandi Toksvig y Noel Fielding -inolvidable en 'The IT Crowd'- ya dice mucho de cómo es el estilo del programa. No se toman las cosas demasiado en serio liberan su pasión por el dulce sin vergüenza, riéndose de los fiascos de los aspirantes cuando toca, pero sin maldad y siempre con la complicidad del concursante.

Bake Off

Recuerda a veces al ambiente de 'Nailed it!', con los jueces también tomándoselo con humor si se encuentran un desastre en el plato. No hay puñaladas por las espalda, los concursantes se suelen ayudar unos a otros y, cuando hay algo de drama por los nervios, prevalece el compañerismo y el buen humor. Nada de miradas severas o comentarios crueles, no hay soberbia pretenciosa o frases lapidarias intensas; pero siempre sin dejar de ser críticos y profesionales en sus valoraciones.

Los mediáticos y reconocidos Paul Hollywood y Prue Leith, en sustitución de la tan querida Mary Berry, forman el jurado profesional que fija los retos y valora los mejores y peores resultados de cada prueba, siempre aportando comentarios de valor que incluso son muy útiles para los reposteros aficionados que están en casa.

Bakeoff Tarta

La variedad de los aspirantes, gente corriente de todas las edades y ámbitos, también ayuda a que el público se interese por el programa, pues es fácil identificarse con ellos. Además, el concurso es un placer para los que amamos el mundo dulce y las masas, con creaciones cada vez más complejas y vistosas que seducen a través de la pantalla.

Otro punto a favor es la parte cultural, recorriendo la historia de la repostería, chocolatería y panadería británicas y de todo el mundo. Se incluyen pequeños cortes a modo de reportaje, dando notas históricas para ahondar en las raíces de cada elaboración, dando voz incluso a reposteros profesionales. Y, como guinda final, tenemos las maravillosas recreaciones ilustradas que hace el artista Tom Hovey de cada receta.

Cómo debería ser la versión española

Estoy curada de espanto en cuanto a adaptaciones españolas se refiere, pero me gustaría pensar que la versión que estrena hoy Cuatro pudiera estar a la altura del 'Bake Off' original británico; o, al menos, aproximarse un poco.

Parece que se respetará el sistema de tres pruebas que tan bien funciona en la mecánica original del concurso:

  • Prueba de autor (signature bake). El primer reto es muy personal y sirve para que cada concursante muestre su propio estilo versionando una receta tradicional.
  • Prueba técnica (technical bake). Consiste en elaborar una receta especialmente compleja para la que se requieren capacidades dignas de experto, aplicando diferentes técnicas profesionales muy precisas. Se juzga con cata a ciegas.
  • Prueba 'Wow' (showstopper). Los perdedores de la prueba anterior tienen la última oportunidad para lucirse y dejar al jurado con la boca abierta para evitar la eliminación.

Sería fantástico que empezara a una hora decente, pero puesto que es una utopía en nuestro país, me conformaría con que fuera puntual en el horario de emisión. Ojalá se se cumpliera con la duración original, de unos 60 minutos, aunque ya sé que alargar los programas como un chicle lleno de anuncios es la tónica de nuestra parrilla.

Jesus Vazquez

Lo ideal sería que el presentador, Jesús Vázquez, encontrara pronto su sitio después de pasar por varios talets, pero sin acaparar demasiado protagonismo. Más importante me parece el papel del jurado experto, en este caso formado por tres reposteros profesionales: la venezolana Betina Montagne -experta en repostería americana-, el experto en masas Daniel Álvarez y Miquel Guarro, director de pastelería en la Escuela y pastelería Hofmann.

Ya sabemos que un buen currículo no garantiza buenos resultados delante de la pantalla; habrá que ver la química que tienen entre ellos y si saben cómo manejarse delante de las cámaras y con los propios concursantes. Y ojalá que estos, los aspirantes a mejor repostero de España, no estén demasiado caricaturizados ni nos vendan historias personales o polémicas de baratillo entre ellos.

Bake Off

Me gustaría ver un concurso dinámico, que transmita pasión por la repostería pero sin dejarse llevar en exceso por las modas de dulces de Instagram. Un programa en el que los retos sean coherentes y de dificultad progresiva, mostrando las elaboraciones con detalle y aportando contenidos más allá del show visual.

Sobrarán los diálogos forzados y cualquier relleno que distraiga de la verdadera esencia del concurso. 'Bake Off' corona al mejor repostero amateur, pero también conecta con todos los aficionados que estamos en casa. El programa triunfará si consigue transmitir el mismo encanto, la diversión y el cariño por las masas que consigue el original británico.

Fotos | Cuatro - The Great British Bake Off

En toda Italia se toma esta tarta en el Día de la Mujer, y tiene un porqué feminista

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En toda Italia se toma esta tarta en el Día de la Mujer, y tiene un porqué feminista

Capas de bizcocho humedecidas con licor de limón que se alternan con cantidades ingentes de crema pastelera y que se cubre completamente con pequeños dados de bizcocho con los que se persigue emular la flor de la mimosa. En toda Italia ayer se toma esta tarta en el Día de la Mujer cuyo nombre no sorprenderá a nadie: tarta Mimosa y cuyo porqué tiene un tinte feminista.

Cada 8 de marzo, este esponjoso dulce italiano se prepara, comparte, regala, vende y sirve a lo largo y ancho del país de la bota. Con él se conmemora el Día Internacional de la Mujer o Festa della Donna, ocasión en la que mujeres italianas de todas las edades celebran su condición con flores, comida, vino y, sobre todo, con tarta mimosa. Una receta que te animamos a probar.

Mimosa2

Según cae la tarde las italianas se cubren sus cabezas de amarillo y se lanzan a las calles para comer, beber y, en una palabra, divertirse. Los restaurantes italianos ofrecen descuentos especiales a las mujeres así como menús temáticos en los que la mimosa está presente: huevos mimosa, tagliatelle mimosa, pastas frescas salpicadas de bolitas elaboradas con pescado, pan rallado y azafrán u otras especialidades locales.

La oferta salada puede variar de un lugar a otro, pero en materia de dulces la tarta mimosa se corona como el postre oficial del día en todo el país. La tarta mimosa clásica es esponjosa, con matices a limón y toques de licor. Se presenta en forma abovedada, recubierta de pequeños dados de bizcocho destinados a imitar las pequeñas flores de la flor mimosa, y espolvoreada con azúcar glas.

Mimosa3

Una dulce manera de celebrar la Festa della Donna, que se popularizó en Italia en 1946, el 8 de marzo siguiente al final de la II Guerra Mundial, cuando las feministas italianas eligieron la flor de mimosa como símbolo de fuerza y sensibilidad. Pero no es la única. Este año, también los museos se han unido a la celebración ofreciendo la entrada gratuita a las mujeres y organizando exposiciones especiales con artistas femeninas como figuras únicas o centrales.

Las plazas y esquinas de muchas calles se convierten en puestos ambulantes de flores en los que comprar mimosas que regalar, hijos a madres, hermanos a hermanas, maridos a esposas, alumnos a profesoras y, por supuesto, mujeres a mujeres. A nosotros nos ha encantado esta tradición a la que nos sumamos un día después con el compromiso de traeros la receta de la tarta mimosa en un futuro.

Imágenes | Sonia Peronaci y Dit i fet


En el huerto con Ricard Camarena: “Con la agricultura ecológica ha pasado como con la cocina creativa, hemos abusado”

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En el huerto con Ricard Camarena: “Con la agricultura ecológica ha pasado como con la cocina creativa, hemos abusado”

“Esto es Dios”, asegura el cocinero valenciano Ricard Camarena mientras saca de su hebra unas habitas minúsculas. “Es todo azúcar, no tienen nada de almidón”, comenta entusiasmado a los periodistas que visitan el huerto de una héctarea del que salen hoy la mayor parte de las verduras que utiliza su restaurante.

Ningún agricultor en su sano juicio arrancaría las habas según acaban de formarse: su rentabilidad sería nula. Pero Toni Misiano, que dirige la huerta situada en Mahuella, una pedanía de la ciudad de Valencia, está acostumbrado a peticiones inusuales.

Su huerto no se rige bajo ningún criterio económico. Lo importante es encontrar el mejor producto, ese por el que Camarena recibió en noviembre su segunda estrella Michelin, que Misiano, uno de los miembros más importantes de su equipo, celebró entre lágrimas.

Como cuenta Luis González, responsable de comunicación del grupo de Camarena, a los periodistas convocados con motivo del Valencia Culinary Festival, la colaboración entre Camarena y Misiano comenzó en torno a una discusión sobre alcachofas.

Misiano, un veterano agricultor de la huerta valenciana, trataba de vender a Camarena las que a su juicio eran las mejores alcachofas de la zona. Y probablemente lo fueran, pero el cocinero necesitaba alcachofas muy pequeñas, unas que cupieran en la mano con el puño cerrado. Unas alcachofas, en definitiva, imposibles de conseguir en el mercado. Misiano era reticente a tamaño capricho, pero finalmente llegaron a un acuerdo: traería esas alcachofas, pero las cobraría por unidad.

Huerta1 Toni Misiano junto a Ricard Camarena en en su campo de alcachofas.

Cocinar según los dictados del campo

Han pasado ocho años de esta primera colaboración. Hoy Misiano dedica a los restaurantes de Camarena la totalidad de su huerto, de unas 12 hanegadas valencianas –en torno a una hectárea–. En él va plantando lo que demanda la cocina de Camarena, pero esta se ha hecho a su vez dependiente de la producción de la huerta.

“Antes trabajábamos bajo pedido, pero no nos daban lo que queríamos, y estabamos sujetos al producto mediocre”, explica Camarena. “Ahora el cocinero tiene lo que realmente quiere, pero esto no significa que siempre esté disponible.

Huerta2 Estas alcachofas ya son demasiado grandes para Camarena.

“Esto ha acabado siendo una tiranía, nos hemos olvidado de trabajar de otra manera”, asegura Camarena. “Somos dependientes de lo que pasa aquí y hemos desarrollado toda la creatividad en torno al producto. Las cartas cambian a diario. Es bonito, pero cuando falla voy al mercado y no veo nada de la calidad que me guste”.

El huerto es ya el principal proveedor de los restaurantes del grupo. En verano se recogen 5.500 kilos de tomate pera, que tres personas contratadas en el mes de agosto se dedican a embotar en semiconserva para que dure todo el año. En invierno la estrella es la alcachofa. El equipo recoge 3.000 kilos, las pequeñas se utilizan frescas en temporada para algunos de los platos estrella del chef, el resto, que crece más, también se embota. “No quiero que Toni se preocupe por comercializar lo que sobra”, explica el cocinero.

Huerta6 El cocinero se pasea por el huerto oliendo y comiendo cualquier cosa que pilla.

En busca de nuevos sabores

Pero quizás lo más interesante del trabajo que Camarena y Misiano están haciendo con la huerta sea la explotación de variedades hortofrutícolas, brotes y flores que se habían perdido o que nunca se habían apreciado en cocina.

El restaurante de Camarena es uno de los pocos que han dado uso al oxalis, más conocida en Valencia como agret. Esta flor amarilla (que constituye, además, el logo del grupo) crece asociada al cultivo de naranjos, pues se plantaba junto a estos para proteger a los cítricos, ya que mejoraba la porosidad y la retención de agua del suelo. Su sabor tremendamente ácido es muy útil para dar pegada a los platos.

Oxalis Camarena asegura que se pasó su infancia chupando brotes de oxali.

Otra planta que está explotando últimamente Camarena es la rabaniza (Raphanus raphanistrum), uno de los posibles antepasados del rábano doméstico, que crece descontroladamente en la huerta valenciana. El cocinero nos da a probar su flor, que tiene un picor intenso que recuerda al wasabi o la mostaza (que son plantas de la misma familia).

Nadie sabe a ciencia cierta cuál será su próximo descubrimiento. El cocinero se pasea por el huerto probando todo tipo de hojas o flores, y pensando qué uso se les puede dar. “Yo me lo como todo y si cojo una cagalera no pasa nada”, bromea. “Más te intoxicas en el McDonald's”.

En lo último que se ha fijado es en los brotes de la naranja, que cree podrían estar buenísimos encurtidos. Poco importa que no salga el fruto: toda la huerta hasta donde alcanza la vista está repleta de naranjos cuyos frutos nadie ha recogido.

Es un año fatídico para la naranja española. Los precios están tan tirados (unos diez céntimos el kilo) que no merece la pena pagar a nadie para que las recoja.

Naranjos Las naranjas de la huerta valenciana se pudren en la tierra.

El futuro de la huerta valenciana

Proyectos como el de Camarena no solo son interesantes a nivel gastronómico, también pueden ser la salvación para agricultores como Misiano, dependientes de pequeñas explotaciones familiares, que tienen que competir con gigantescos latifundios.

En los años 80 Misiano fue uno de los pioneros de la agricultura ecológica en España. Junto a un pequeño grupo de compañeros peleó para que el ministerio de Agricultura, dirigido entonces por el socialista Carlos Romero, creara la primera marca de garantía y un centro de control, que les permitiera exportar su mercancía al norte de Europa, donde se demandaban cada vez más este tipo de productos.

La producción era muy limitada, pero se pagaba tan bien que el modelo permitía la supervivencia de las pequeñas huertas familiares, que hasta el estallido de la globalización vivían exclusivamente de suministrar fruta y verduras al mercado de Valencia.

Huerta7 Toni Misiano, un huertano que ama su trabajo.

Pero los buenos tiempos duraron poco. Como explica Misiano, pronto los grandes terratenientes vieron que había negocio con la agricultura ecológica y “empezaron a hacerlo a lo bestia”. Los precios cayeron y los pequeños agricultores, que realizaban todo el trabajo de forma manual, no pudieron competir.

Misiano insiste en que el único modelo posible pasa por volver a practicar una agricultura de proximidad, que oferte el mejor producto a los consumidores de la zona, sin importar que tenga o no el costoso certificado ecológico. Y en este sentido es muy importante el apoyo de cocineros ilustres como Camarena, que de momento le ha permitido mantener en forma la explotación familiar.

El cocinero es muy crítico con la evolución que ha tenido este tipo de agricultura: “Con la agricultura ecológica ha pasado como con la cocina creativa, hemos abusado de las circunstancias. La agricultura ecológica no siempre es de calidad y el resultado solía estar por debajo del discurso”.

Aunque Misiano practica una agricultura tradicional, que bien podría pasar los papeleos para ser considerada ecológica, Camarena considera que no es necesario meterse en esa guerra. “Los certificados eco son la mafia pura y dura”, explica. “Nosotros no ponemos en valor que sea ecológico. Si con esa etiqueta puedes justificar una calidad baja no sirve de nada. Para nosotros lo importante es poner el valor aquí [dice señalando la tierra]. Se ha convertido en algo vital, y han pasado muchos años para que lo entendamos”.

Mi vida sin freír nada (prácticamente) nunca

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Mi vida sin freír nada (prácticamente) nunca

Cuando se acercan fiestas como carnaval o Semana Santa, son muchas las recetas de frituras tradicionales que reclaman su protagonismo, como los dulces de sartén. Yo me he dado cuenta de que es la única época del año en la que se prepara algún frito en mi casa; me paso la vida sin freír y no lo echamos de menos.

No es que haya declarado la guerra a los fritos. Es algo inconsciente que, creo, me viene de familia. Ahora me llama la atención que mi madre tampoco hacía frituras, mientras que en casas ajenas eran habituales la merluza rebozada, las patatas fritas o los filetes empanados. Hoy los fritos tienen mala fama y también se merecen cierta reivindicación, aunque sean una excepción en mi cocina.

Nuestra cocina más popular y casera tiene una fuerte tradición de frituras, tanto dulces como saladas. Muchos fritos parece que trasladan al hogar, a esa cocina de abuelas y madres, aunque también se ha pervertido un poco con la expansión de los ultraprocesados y platos preparados. En muchos locales de hostelería recurren a los congelados para llenar su oferta y raro es el menú infantil sin fritos en la carta.

Rechazar los fritos en nuestra cocina tiene sus ventajas y desventajas. Esa mala prensa que comentaba al principio viene motivada, sobre todo, por temas de dietas y la obsesión por lo saludable, aunque una buena fritura también puede tener cabida dentro de un estilo de vida sano.

Una infancia sin fritos en casa

Patatas

Yo vivía muy feliz en mi inocencia infantil aislada de las tendencias culinarias. Cuando empecé a descubrir el apasionante mundo de la gastronomía se abrió ante mí un mundo nuevo incluso sin tener que viajar a sabores lejanos, ya que la cocina tradicional, en mi casa, siempre ha sido algo particular.

Ahora, con el auge de Internet y las redes sociales, me siento un poco ajena al éxtasis generalizado que nos inunda cuando llega época de buñuelos, rosquillas, leche frita o torrijas. En la ciudad de Murcia no se celebran carnavales y nosotros festejábamos la Semana Santa al estilo suizo, pintando huevos y comiendo conejos de chocolate. Nada de dulces de sartén.

Y confieso que tengo un pequeño trauma infantil: mi madre nunca nos hizo croquetas. He crecido sin las "croquetas de mamá", no guardo recuerdos de una bechamel melosa y nunca tuve un tupper con croquetas en el congelador. Quizá por eso no suelo participar del entusiasmo generalizado que despierta el mundo croquetil en redes, ni entiendo muy bien las acaloradas discusiones sobre dónde se comen las mejores.

En realidad tengo que puntualizar una excepción: mi abuela materna. Era una fantástica cocinera -¡el mejor arroz con verduras!- y le gustaba mimar mucho a sus nietos a través de los fogones; ella sí nos daba el capricho ocasional de una merienda de torrijas o nos hacía empanadillas fritas, "al estilo de la abuela", pero de verdad.

Torrijas

Lamentablemente, enfermó demasiado pronto y no pude aprender nada de su cocina; solo me quedan algunas imágenes en la memoria, recuerdos fugaces de sabores y aromas que todavía vuelven a día de hoy algo empañados por la nostalgia.

Aunque mi madre puntualiza que tampoco ella era muy dada a freír con frecuencia. "Tu abuela solo freía patatas para hacer tortilla de vez en cuando, pero lo que preparaba sobre todo eran guisos y pucheros", me cuenta. Y cuando no se utilizaba la olla, el horno tomaba el relevo, convirtiendo el asado en el gran protagonista de mi casa.

Plancha, parrilla, horno, olla y cazuela

Verduras

Ahondando en los porqués de la ausencia de fritos en mi infancia, mi madre le quita importancia al asunto. "No me parecía necesario", insiste, "y ya por entonces se decía que los fritos no eran sanos y que engordaban mucho". Mi padre sí recuerda en su infancia suiza una cazuela con aceite vegetal casi siempre dispuesto sobre los fogones, pero como él no se encargaba de cocinar, nunca tuvo mucho que aportar.

Al no tener costumbre de comer fritos en casa, ni mi hermano ni yo los echábamos de menos. Nunca tuvimos problemas para devorar el pescado, guisado, a la plancha o al horno, y las patatas casi siempre se cocían, se asaban o se servían chafadas y aliñadas. Jamás nos gustó el huevo frito, siempre lo preferíamos en tortilla, y aprendimos a disfrutar mucho más del pollo asado que de nuggets, fingers y sucedáneos.

Cocinando

Mi madre me cuenta la anécdota de mi primer contacto con las berenjenas; en su idea de que no me iban a gustar, las preparó rebozadas y fritas: fracaso absoluto. Cuando un tiempo más tarde me atreví a catarlas de nuevo, esta vez asadas, se abrió un mundo nuevo delante de mis papilas gustativas.

Además hemos tenido la suerte de pasar media vida en la casa del campo familiar, donde el buen clima murciano permite preparar muchas barbacoas y parrillas al aire libre en la que los fritos no tienen ningún sentido.

Por qué no me gusta freír en casa

Fritura

Tengo que admitir que si no hago más frituras es porque me da una profunda pereza. Solo de pensarlo ya me canso, por no hablar de los rebozados completos con su capa de harina, huevo y pan rallado. Hay que manchar muchos cacharros, usar mucha cantidad de aceite, estar pendiente de la temperatura -no te puedes distraer tanto viendo series al mismo tiempo- y casi siempre se quedan olores que tardar en desaparecer.

Además son poco prácticos porque los fritos más ricos hay que comerlos recién hechos; no se pueden dejar listos completamente con antelación -sí en parte-, y las sobras no son muy agradecidas. Tampoco es mi tarea favorita limpiar el aceite y guardarlo para reciclar cuando ya no se puede reutilizar más.

Cocinando2

La cuestión de las calorías también pesa un poco, a pesar de que sé muy bien que una buena fritura no tiene por qué ser muy grasienta. Pero ahí está la clave: hay que hacerla bien. De lo contrario podríamos incluso correr el riesgo de que el aceite forme sustancias tóxicas y grasas trans.

Me molesta más el hecho de que los fritos suelen ser más indigestos, y quienes sufrimos de digestiones delicadas, procuramos evitarlos. No me sientan muy bien, peor aún si van bien cargados de rebozados, que llenan y sacian sin aportar realmente ningún valor nutricional.

Y tampoco me gusta freír o empanar porque me da la impresión de que se echa a perder el buen producto. Sé que no ocurre así en todos los casos, pero yo jamás prepararía con un buen pescado, por ejemplo, algo estilo fish and chips, y rebozar un lenguado o freír calabacín me parece un crimen.

Grill

La cocina sin fritos tiene que quitarse el sambenito de ser sosa, aburrida o "de dieta". Si la materia prima es buena y se prepara bien, un simple salteado puede ser delicioso, y eso incluye al mundo vegetal. La alternativa a la fritura no tiene que ser el hervido o las cocciones excesivas que dejan la comida mustia y sin gracia; solo hay que dominar los tiempos de cada ingrediente.

Siempre defenderé al horno como el mejor aliado culinario, capaz de transformar por completo hasta las verduras más insospechadas y de mil formas diferentes. Es la forma más fácil de cocinar pescado sin llenar la cocina de olores, los vegetales se hacen prácticamente solos y no hay nada como un buen pollo asado. Incluso podemos hacer al horno versiones muy apañadas de las frituras tradicionales, desde patatas "fritas" a fingers de pollo.

Pescado Grill

A mi novio sí le encantan los fritos y ha crecido más habituado a ellos, pero lo de cocinar no se le da, por el momento, demasiado bien. Por eso a veces le preparo lo que llamo "seudo-frituras"; por ejemplo un filete pasado por pan rallado y dorado en la plancha con un fondo de aceite, vuelta y vuelta.

En defensa de la buena fritura

Fritura de Pescado

Ya dije al principio que no reniego de los fritos y sé disfrutar de ellos como cualquiera, si son de calidad. Cada año preparo algunos dulces de sartén cuando llegan ciertas fiestas y considero que una buena merluza rebozada también puede ser un plato digno de las mejores mesas, me encanta la tempura auténtica, los chopitos frescos y hay croquetas que realmente son boccato di cardinale.

Es fundamental que la materia prima sea buena, pues no habrá rebozado y fritura que arregle a un pescado malo o un pedazo de pollo sin sabor; marinados y adobos pueden dar mucho más sabor y jugosidad. Y ese rebozado tendrá que ir en función del plato en cuestión, ya que no es igual la ligereza crujiente de una tempura que el recubrimiento que pide una croqueta.

El rebozado cumple una función muy importante: proteger al alimento. Cuando se realiza correctamente, se crea una corteza o costra dorada que envuelve a la pieza, la cual se cocina, teóricamente, fuera de la grasa de la fritura. Cuanto más delicado o húmedo sea el ingrediente, necesitará un rebozado más consistente. Las patatas, por ejemplo, no se rebozan ni lo necesitan.

Creemos que freír es fácil pero es frecuente cometer errores que estropean el resultado y perjudican a la calidad nutricional, aumentando las grasas y las calorías. No viene mal repasar algunos consejos básicos para mejorar las frituras en casa, incluyendo las recomendaciones específicas para el pescado que nos dejó Pakus hace un tiempo.

Fritura de Pescado

Con sus excepciones ocasionales -los buñuelos y las torrijas bien se merecen el esfuerzo-, se puede vivir sin freír y sin sufrir por ello. ¿Es más sano? Depende. ¿Menos sabroso y más aburrido? Eso ya queda a juicio de cada uno. ¿Vosotros tenéis mucha tradición de cocinar fritos en casa? ¿Creéis que era algo más habitual en otros tiempos?

Fotos | iStock - Unsplash

Gerardo Méndez: la bodega familiar que está conquistando Estados Unidos con albariños a 120 euros en los mejores restaurantes

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Gerardo Méndez: la bodega familiar que está conquistando Estados Unidos con albariños a 120 euros en los mejores restaurantes

Gerardo y su hijo Manuel nos retan a tomar un cocido gallego... maridado con sus albariños: los vinos de la bodega, Gerardo Méndez. El reto es doble: ver cómo casan sus vinos con un cocido y acabar con un cocido gallego (que cómo cualquiera que haya visitado Galicia sabe siempre se hace para al menos el doble de los comensales). Pero la historia más interesante, se lee entre líneas. Cuando padre e hijo van relatando sus aventuras de cómo comenzó la bodega y de cómo está conquistando Estados Unidos, con albariños a 120 dólares la botella.

Saben que no es lo normal. Regar un cocido con albariño, pero les gusta romper las reglas. El patriarca de la familia, Gerardo, iba para herrero y se dijo que no quería eso para él, así que tomó unas tierras que su abuelo compró (por 150.000 pesetas en los sesenta, un pastizal de entonces), y dijo que iba a hacer vinos. Aunque parecía una locura: no sabía de vinos y no se estudiaba enología y viticultura (cómo sí ha hecho su hijo, Manuel que ahora con 28 años es la mano derecha de su padre). Entonces, en el año 73 empezó su bodega, había un hostal que le tomaba los recados telefónicos y le llamaba a mediodía, cuándo sabían que iba a comer a casa, para decirle que iría un comprador de aquí o de allá. Gracias a uno de estos visitantes que fue a pasar un par de días, descubrió muchos misterios de aquella tierra: Como que la misma uva sabe diferente según la tierra en la que crece. De ahí que su nueva añada de vinos sean todos de Rias Baixas, pero tengan personalidad propia.

Tampoco es lo normal irse a Alimentaria a vender vinos para exportar y ofrecerle a Mr. André Tamers, un americano que comenzaba a exportar vinos al otro lado del charco, veinte cajas para llevar a EEUU. Y sí: Tamers se llevó las veinte cajas en el 95, y a día de hoy exportan, de su mano, 2.500 cajas, según nos cuentan.

Albarino Do Ferreiro

Los vinos Do Ferreiro (efectivamente), el nombre de los vinos le viene de sus antepasados herreros), se hacen en distintos valles y de aunque todos son albariños, cada uno tienen matices muy distintos: Do Ferreiro Lourido y Do Ferreiro Dous son más minerales, Do Ferreiro Adina, viene con toques de pizarra... Uno de los que más nos gustó a los comensales es su Do Ferreiro Cepas Vellas, también mineral. Muy singular, el Dous Ferrados, que pasa ocho meses en barrica de roble, tiene cierto toque amaderado. Aunque su gran estrella es el Albariño Do Ferreiro, fresco, afrutado y con ligero recuerdo a yodo. Otro vino que hay que probar de la bodega es Rebisaca, el único que además de uva albariña, combina trixadura y loureira.

Ninguno de estos caldos supera los 22 euros en bodega, nos cuentan. Pero en EE.UU. les están dando otro valor. Esperan a que las añadas envejezcan y en restaurantes los encuentras por 60 y por 120 euros la botella. "Allí es la única forma de que te tengan en cuenta, si no, estás perdido. Hay que ponerse en valor", nos dice Manuel, el hijo, que es el que se hace unas sesiones maratonianas de visitas a EE.UU. Pasa temporadas de quince días en las que visita tres o cuatro estados: "Es agotador, sales a las 8 de la mañana y empiezas a visitar a los clientes: bodegas, restaurantes. Allí está muy bien organizado. Tienes diez minutos para contar tu producto. Ni más ni menos. Y en esos diez minutos si les convences, está hecho el negocio. A mediodía, comidas con clientes más difíciles y por las tardes organizamos pequeños salones con otras bodegas". Todo al más puro estilo startup tecnológica. Al fin y al cabo, Estados Unidos es la tierra de los sueños... y hay demasiados sueños que contar. Diez minutos son suficientes para el que los escucha. Pero al final Do Ferreiro ha conseguido estar en restaurantes de primer nivel, con un vertical de hasta siete añadas. Un sueño que en España ahora mismo es imposible. "Ahora allí se están vendiendo añadas de hace cinco y seis años". Así han llegado a la carta del Restaurante **Eleven Madison Park, quizás el restaurante más caro de Nueva York.

Adina

Ese es el futuro para su empresa, asegura Gerardo. El restaurante o la bodega no tienen la obligación de guardar los vinos: tienen que venderlos. Es su labor. Es la casa madre la que tiene que poner en valor su propio producto, nos dice. "No estamos acostumbrados a que los albariños se retiren para llegar a viejos. Sin embargo son vinos que envejecen bien, ahora tenemos que demostrarlo". Son resultones desde jóvenes y la añada de 2017 (la que degustamos en nuestra comida de cocido pantagruélico), es fantástica... Pero padre e hijo aseguran que con los años son mejores que los vinos alsacianos o franceses que tanta fama tienen. "Sólo tenemos que creer en nuestro producto", dice Gerardo mientras esboza que ya tienen un plan para envejecer sus botellas.

Do Ferreiro Albarino

Nosotros ya sabemos que un albariño es una entrada perfecta con los pescados, los mariscos, el tapeo (para mi, de aperitivo es un vino fabuloso y han mejorado muchísimo en los últimos diez años)... ahora también sabemos que con cocido gallego. Después de la experiencia con los Do Ferreiro, con madrileño también, seguro. Pero ¿y en EEUU, con qué lo maridan? "Por supuesto con el sushi, pero con la cocina mexicana triunfa mucho y con la cocina thailandesa, les encanta a los americanos. El albariño va muy bien con lo picante, refresca mucho."

La corteza del queso también puede ser comestible: cómo distinguir las mejores y trucos para aprovecharlas en la cocina

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La corteza del queso también puede ser comestible: cómo distinguir las mejores y trucos para aprovecharlas en la cocina

¿Quién no ha tenido la típica discusión sobre si la corteza del queso se puede comer o no? Los apasionados confesos del queso disfrutamos sin pudor de cada bocado de un buen ejemplar de verdadera calidad, y es inevitable sentir cierto pesar al tener que abandonar la corteza en el plato. Existe una creencia de que no es comestible, y sin embargo, estamos desperdiciando una parte sabrosísima de estos productos lácteos.

Hay miles de quesos diferentes en todo el mundo, con elaboraciones y procesos muy distintos. Por tanto, no todas las cortezas son iguales ni presentan las mismas posibilidades gastronómicas, y algunas variedades es cierto que no son comestibles. Pero una gran mayoría de las cortezas sí se pueden comer, con precauciones, y también utilizar en la cocina.

Los diferentes tipos de cortezas del queso

Quien haya tenido la suerte de visitar una quesería o planta de producción a mayor escala habrá aprendido que la corteza del queso se va formando como parte del proceso natural. Es decir, es parte del propio queso, que a medida que envejece adquiere distintas características, volviéndose más dura. Pero no todas las cortezas son naturales.

Corteza de Queso

Tal y como recoge la Norma de Calidad de Quesos, se distinguen entre corteza natural y corteza artificial, de la que también hay varios tipos diferenciados. Ya adelanto que ninguna es tóxica, aunque no todas sean comestibles.

Corteza de queso natural

Corteza de Queso Fresco

Es aquella que aparece de forma espontánea durante la maduración y envejecimiento del queso. Cuando más maduro, más dura, seca y visible. Los quesos más frescos como el de burgos o la mozzarella no presentan corteza como tal porque no da tiempo a formarse. Puede ser lavada, prensada, enmohecida, con hierbas, etc.

  • Natural fresca con mohos. El tipo de corteza tan reconocible en los quesos blandos estilo Brie, Camembert, Vaquerin o un queso de rulo de cabra. Son tiernas y suaves, de superficie blanquecina o pálida por la presencia de mohos que aparecen de forma natural o se añaden en el proceso. Esta corteza se lava para cepilla gran parte de dichos mohos.
  • Natural seca con mohos. En los quesos más duros, con menos humedad, de envejecimientos que pueden prolongarse durante muchos meses, los mohos también pueden aparecer espontáneamente contribuyendo a la formación de los sabores y aromas del queso. Un ejemplo típico es el manchego el Idiazábal.
  • Natural seca sin mohos. Es una corteza en apariencia muy similar a la anterior, pero con otras características organolépticas ya que en el proceso del queso no intervienen mohos. Es muy dura y seca, a veces se recubre con aceite.
  • Natural bañada. Son quesos sometidos a un baño de de diferentes preparaciones que le dan sabor, aroma y color. Puede ser vino, una salmuera, un baño de especias, cerveza, etc.

Corteza de queso artificial

Corteza de Queso

Los quesos que presentan una corteza artificial han sido sometidos a un baño de recubrimiento de ceras, parafinas o una pintura específica para protegerlo. Como explica Gemma del Caño, esa pintura se aplica no solo para sellar y proteger el propio queso, también para mejorar su aspecto visual y para facilitar la identificación. No perjudica a la calidad del queso y puede ayudar a controlar la maduración.

Estas cortezas no están destinadas a ser ingeridas y por tanto aparecen bien etiquetadas como "corteza no comestible". Pero en el caso de comerla por error, no resulta tóxica para el ser humano -algo lógico, ningún fabricante querría envenenar a sus consumidores-. La parafina roja que recubre al queso Edam es un ejemplo bien conocido.

Entonces, ¿qué cortezas podemos comer?

Partiendo de la base de que ningún queso nos va a envenenar, son comestibles todas las cortezas naturales. Sin embargo, algunas resultan más interesantes que otras a la hora de degustar el queso.

Corteza de Queso

Las cortezas frescas con moho de quesos blandos como el Brie son parte de su esencia y me parece un crimen no comerla, si el producto es de calidad. Podría resultar indigesta al comerla en grandes cantidades, y en cualquier caso conviene elegir quesos bien envasados, que no hayan sido expuestos al aire o a contactos externos.

En el caso de las cortezas más duras naturales, el problema está precisamente en su dureza. Con ejemplares muy maduros la corteza se puede volver difícil de masticar y adquirir un sabor demasiado fuerte, por lo que es más recomendable probar pequeñas porciones. Por ejemplo, la corteza del Parmigiano Reggiano es tan dura que podríamos dañarnos los dientes al intentar morderlo.

Merece la pena probar las cortezas de quesos que han recibido algún baño o recubrimiento natural especial, como los lavados con vino o los que presentan romero, pimentón u otras especias, ya que añaden gran parte de sus características olfativas y gustativas. Los quesos bañados en aceite de oliva también son exquisitos con su corteza.

Corteza de Queso

No hay que olvidar que muchos quesos se almacenan y se exponen en los comercios directamente expuestos sin mayor protección que la de su propia corteza. En este caso, como recuerda Miguel A. Lurueña, habría que evitar su consumo o extremar las precauciones, pues las cortezas se exponen a todo tipo de elementos contaminantes. Pensemos en la fruta que compramos a granel, por ejemplo.

Consejos para aprovechar las cortezas más duras en la cocina

Parmesano

Ya he comentado que la corteza del buen Parmigiano es tan dura que llega un momento en el que ya no podemos seguir rallándolo. Pero sería una verdadera lástima tirarla a la basura. Hay que aprovechar todo lo posible en la cocina, y más cuando se trata de productos de primerísima calidad.

Las cortezas naturales más duras se pueden congelar. Solo hay que envolver las porciones de forma individual y guardarlas en bolsas de congelación, y así podemos usarlas siempre que lo necesitemos, sin necesidad de descongelarlas previamente.

La forma más sencilla -y deliciosa- de aprovecharla es añadiéndola a guisos, potajes, estofados, sopas o salsas. Durante la cocción se reblandece y libera un sabor profundo, casi un umami lácteo que transformará por completo una minestrone o un risotto. También enriquece los asados de carnes o verduras simplemente añadiendo la corteza directamente a la fuente.

Otra opción es preparar directamente una olla de caldo de corteza de queso, especialmente si hemos acumulado varios trozos en el congelador. Para ello, podemos cocer unos 250 g de corteza en unos 3-4 litros de agua, añadiendo unas cuantas hierbas frescas y algunos granos de pimienta negra. Después de cocer a fuego lento durante 60-90 minutos, removiendo de vez en cuando, tendremos un caldo dorado de aroma intenso.

Corteza

Después de colarlo lo podemos usar para preparar salsas de pasta, sopas, guisos, platos de pollo, verduras, un risotto o lo que se nos ocurra. Si tiene un sabor muy intenso solo hay que dividirlo en porciones y combinarlo con agua o caldo de verduras o pollo, según la receta. Por supuesto, se puede congelar una vez se haya enfriado.

Y vosotros, ¿sois de los que siempre se comen la corteza o hasta ahora la dejábais en el plato? Al final, lo importante es atreverse a probar y dejarse guiar por el gusto personal, siempre partiendo de la seguridad y la higiene alimentaria, claro.

Fotos | iStock - Unsplash - Erin Pawlicki

Por qué España es el país en el que más cerveza sin alcohol se bebe (y cuál es el secreto para que nos guste)

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Por qué España es el país en el que más cerveza sin alcohol se bebe (y cuál es el secreto para que nos guste)

Cecilia está embarazada de cinco meses y dejar de tomar alcohol no parecía un reto sencillo: es una gran bebedora de cerveza y no recuerda una sola semana desde hace más de veinte años en la que no fuera a tomar cañas. Ahora sigue haciéndolo, pero bebiendo cerveza sin alcohol.

“Está siendo mejor de lo que esperaba”, reconoce a Directo al Paladar. “Aunque nunca sustituyen a una cervecita con alcohol, es cierto que hay varias marcas que hacen que no sea horrible verse ante la enésima 'sin' tomando el aperitivo con los colegas”.

Aunque la cerveza sin alcohol se puede encontrar desde hace décadas en todo el mundo, en ningún país funciona como en España, donde el concepto “salir de cañas” no es un simple sinónimo de “emborracharse”: es el acto en torno al que gira nuestra convivencia social.

La cerveza sin alcohol supuso en 2017 el 15 % de toda la cerveza que se bebió en España: un 3,8 % más que en 2016. Es, con bastante diferencia, el mayor porcentaje de consumo del mundo, donde la cuota de mercado de la sin no suele superar el 5 %.

Francisco Ruiz Director De Fabrica De Heineken En Madrid Francisco Ruiz, maestro cervecero del grupo Heineken en España y gerente de la fábrica de San Sebastián de los Reyes.

Nuestro país no solo es líder en el consumo de cerveza sin alcohol, también en su desarrollo. Ambar fue una de las primeras marcas que sacó al mercado una cerveza sin alcohol, en 1976, y la primera del mundo en sacar una 0,0 para celiacos.

España es el país del mundo en el que se consume más cerveza sin alcohol y el país de Europa que más produce

España es probablemente el país con más variedad disponible de cerveza sin alcohol y la experiencia de nuestros maestros cerveceros en la materia es demandada a nivel internacional.

Sirva como ejemplo el reciente lanzamiento de Heineken 0,0, una de las últimas recetas que han llegado al mercado internacional, que se basa en procesos que se desarrollaron en España para fabricar la Buckler y la Amstel 0,0.

“Somos el país de Europa que más cerveza sin alcohol produce”, explica a Directo al Paladar Francisco Ruiz, maestro cervecero del grupo Heineken en España. “En nuestra fábrica llevamos haciéndola desde 2008 y teníamos mucha experiencia, así que participamos en el equipo de desarrollo [de la nueva cerveza]”.

Heineken 0 0 1 La Heineken 0,0 ha sido una de las últimas en llegar la mercado.

Un enorme esfuerzo de innovación

Fabricar una cerveza sin alcohol no es sencillo, básicamente porque es una bebida cuya formación depende por completo del alcohol.

“La cerveza es el resultado de una fermentación, proceso en el que las levaduras obtienen energía de la transformación de la maltosa, entre otros azúcares, en alcohol”, explica el maestro cervecero de Ambar, Antonio Fumanal. “Esa transformación corre en paralelo de otros muchos procesos vitales de la levadura que desprenden muchos de los aromas que asociamos a la cerveza”.

“Al eliminar el alcohol tenemos pues dos efectos sinérgicos, dejamos de sentirlo y empezamos a captar aromas que estaban ocultos”, explica Fumanal

Es muy difícil, por no decir imposible, eliminar al alcohol de la ecuación sin afectar al sabor de la cerveza. “Nuestros sentidos están muy atentos a captar la presencia del alcohol en los alimentos. Cuando está presente excita tanto nuestros detectores de calor y dulzor que evita que otros compuestos puedan ser descubiertos”, prosigue Fumanal. “Al eliminar el alcohol tenemos pues dos efectos sinérgicos, dejamos de sentirlo y empezamos a captar aromas que estaban ocultos”.

Todas las cervezas sin alcohol giran en torno a dos procesos: se puede optar por hacer una fermentación corta, que apenas genere alcohol, con lo que la producción de aromas adicionales se resiente, o por eliminar el alcohol una vez terminada la fermentación, extrayendo este de diversas formas, lo que somete a la cerveza a procesos adicionales que pueden alterar su aroma original.

Fabrica7 Antonio Fumanal, maestro cervecero de Ambar.

No es lo mismo 0,0 que SIN

Todos los maestros cerveceros consultados para este reportaje insisten en la importancia de distinguir las cervezas “sin alcohol” de las “0,0”, cuyos procesos de fabricación son muy distintos.

Alejo Girón, maestro cervecero y jefe de I+d+i del grupo Mahou-San Miguel (en la foto de la izquierda), cree que el pequeño aporte de alcohol que llevan las cervezas “sin alcohol”, por debajo de un grado, ayuda a redondear la cerveza. “El producto final es organolépticamente más parecido”, asegura.

Alejo Giron

Este grupo es el único de los grandes que sigue apostando por este tipo de cervezas, con la Mahou SIN como buque insignia (aunque también comercializan la Alhambra especial SIN). “Es un producto que tiene un volumen importante de ventas, hay un consumidor al que le gusta, y es verdad que casi casi es la única opción que tiene ahora mismo”, explica Girón.

Como apunta Karen Peiró, maestra cervecera del grupo Damm, las cervezas “sin alcohol” casi no están fermentadas, por lo que tienen mucho carácter a mosto, pero la otra opción, que pasa por hacer una cerveza “normal” para luego extraerle por completo el alcohol, implica un proceso muy complejo, en el que la cerveza sufre enormemente.

“En nuestro caso es la misma cerveza, que lo que hacemos es extraer el alcohol, pero hay que volver a recomponerla para que a nivel de cuerpo, sensación y aroma sea lo más parecido posible a una cerveza”, explica Peiró. “No es sencillo. El último desarrollo que hemos realizado, en el que I+D ha estado trabajando varios años, es quedarse solo con la facción aromática del alcohol y reincorporar esta sin incorporar el alcohol en sí mismo. Trabajamos mucho tiempo en una tecnología que nos permitiera quedarnos con lo bueno del alcohol, los aromas, y poder reintroducirlos en la base de la cerveza, dotándoles de un carácter agradable”.

“El alcohol no lo tiras, tiene una vida por otros caminos que no es para cerveza”, explica Peiró

Este proceso, que de una forma u otra se realiza en todas las 0,0, es mucho más caro que el de hacer una cerveza normal. El secreto para mantener los precios –pues nadie parece estar dispuesto a pagar más por un producto sin alcohol que por otro que sí lo tiene– es vender el alcohol extraído a terceros.

“El alcohol no lo tiras, tiene una vida por otros caminos que no es para cerveza”, explica Peiró. “Nosotros lo destinamos a una empresa de tratamiento de alcoholes, Alcoholera Catalana, que lo purifica y lo destina a diferentes usos, como el farmacéutico. Con esto acabas cerrando el círculo”.

Karenpeirodamm Karen Peiró, maestra cervecera de Damm.

En la variedad está la diversión

Haríamos mal en pensar que todo el que consume cerveza sin alcohol lo hace solo porque no le queda otra. Cierto es que gran parte del aumento de la demanda tiene que ver con una creciente preocupación entorno a los peligros asociados al consumo del alcohol, ya sea para una mujer embarazada, una persona que está tomando medicación o, claro está, cualquiera que tenga que coger un coche.

Pero hay personas que, sencillamente, beben cerveza sin porque la ven como una alternativa más saludable, que les permite disfrutar de momentos sociales sin necesidad de beber alcohol o recurrir a alternativas que consideran peores, como los refrescos azucarados.

Es el caso de Lolo, que ha dejado de beber alcohol solo entre semana pero no renuncia a salir de cañas tomando sin o Alicia, que empezó a tomar cerveza sin alcohol solo porque estaba embarazada, pero ahora sigue bebiéndola cuando sale pero no le apetece beber.

Tapas4 Salir de cañas es una parte indisoluble de nuestra cultura.

“Lo que tiene de utilidad la cerveza sin alcohol es que cuando socializas y vas de un bar a otro no te puedes tomar cinco refrescos, pero si te puedes tomar una caña de sin alcohol en cada bar”, explica Manu, que empezó a beber cerveza sin alcohol debido a una enfermedad. “Te aburre un poco, pero para salir de cañas es la alternativa, no te vas a tomar un mosto”.

“Vamos a ir seguramente a una mayor complejidad como está ocurriendo en el sector de las cervezas en general”, asegura Ruiz.

En lo que coinciden todos los consumidores de cerveza sin alcohol con los que hemos hablado para realizar este reportaje es en que existe una enorme diferencia entre estilos y marcas.

Algunos prefieren la cerveza sin alcohol como la Buckler o la Mahou SIN, preferiblemente si se sirve de grifo y muy fría, otros prefieren las cervezas 0,0 –como la Free Damm, la Heineken 0,0 o la Estrella Galicia 0,0– y un tercer grupo prefiere cervezas con sabores diferenciados, ya sean radlers, con limón, u opciones como la Mahou Tostada 0,0, cuyo éxito, aseguran sus creadores, ha superado todas las expectativas.

“Hay una tendencia hacia nuevas variedades y, debido al alto grado de desarrollo del mercado, en España no piden solo una 0,0 lager”, explica Ruiz, el maestro cervecero de Heineken. “Vamos a ir seguramente a una mayor complejidad como está ocurriendo en el sector de las cervezas en general”.

Mahou 0 0 Tostada 1 La Mahou 0,0 tostada ha tenido una aceptación mucho mayor de la esperada.

Un futuro prometedor

Todos los maestros consultados insisten en que en los próximos años veremos nuevas cervezas sin alcohol en torno a dos líneas de desarrollo: productos más premium (por ejemplo, cervezas artesanas sin alcohol) y cervezas con todo tipo de sabores.

Los procesos, además, se irán mejorando. “Gracias a la tecnología ha habido una gran evolución”, explica Peiró, la maestra cervecera de Damm. “De las primeras sin alcohol que eran prácticamente dulces, con mucho aroma a pan y a mosto, a la cerveza que tenemos ahora hay una enorme diferencia”.

Las compañías siguen estudiando procesos para extraer el alcohol en condiciones menos agresivas para la cerveza madre, a la menor temperatura posible, lo que nos llevará en los próximos años a productos más logrados. Y esto es sin duda una buena noticia.

Ahora, como insisten todos los consumidores, solo falta que los bares ofrezcan una mayor variedad y la gente pueda elegir la sin que realmente le gusta.

Imágenes | iStock/Heineken/Damm/Mahou

De Nueva York al mundo: los creadores de los cupcakes más famosos explican el secreto de su éxito

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De Nueva York al mundo: los creadores de los cupcakes más famosos explican el secreto de su éxito

Hace años que explotó la burbuja de los cupcakes, esos pastelitos con aspecto -engañoso- de magdalena decorada que alcanzaron una verdadera obsesión en Estados Unidos, y medio mundo. Superada la locura hoy siguen siendo parte del repertorio clásico de la repostería americana, y que la famosa pastelería Magnolia Bakery ha sabido convertir en todo un icono propio.

Hace ya años que terminó la serie 'Sexo en Nueva York', pero seguimos acordándonos de la mítica escena de Carrie y Miranda devorando unos cupcakes en aquel banco delante de Magnolia. Apenas 20 segundos que lanzaron a la fama a una pastelería que hoy tiene locales abiertos en todo el mundo y ha registrado su marca más característica, la receta y técnica del frosting o cobertura. ¿Cuál es su secreto?

La pastelería que lanzó la moda de los cupcakes gourmet y supo sobrevivir a su caída

Los -o las- cupcakes nos llegaron ya vestidos de ese aura gourmet, cuqui y estilosa, dentro de la pasión por la repostería creativa que nos invadió hasta hace unos años. Sin embargo, su origen se remonta hasta el siglo XVIII, cuando aparece la primera mención escrita a este formato de pastel individual.

Magnolia Bakery

Durante un tiempo formaron parte del recetario tradicional de muchas familias estadounidenses, lejos del glamour que tienen hoy. Fáciles de preparar, prácticos para comer y económicos; tiene sentido que siempre hayan sido uno de los dulces favoritos por americanos de todas las edades.

Con la especialización de la industria alimentaria llegaron las mezclas preparadas, que facilitaron aún más su elaboración casera, y también aparecieron las versiones industriales a gran escala. Pero hasta la década de 1990 no parecían tener mucho interés, hasta que llegó Magnolia Bakery a Nueva York.

Magnolia

La pastelería abrió en 1996 su primer local de la mano de las fundadoras Jennifer Appel y Allysa Torey, una pastelería de aire hogareño y de "barrio", con una estética vintage y centrándose en ofrecer recetas tradicionales americanas de calidad, siempre artesanales. En 2007 pasó a manos de Steve and Tyra Abrams, que junto a la jefa de pastelería y copropietaria Bobbie Lloyd consolidaron y expandieron el éxito de la bakery.

Magnolia ya era conocida por el público neoyorquino, pero la legendaria escena de 'Sexo en Nueva York' lanzó sus cupcakes al estrellato. Fans de la serie, turistas y clientes habituales no tenían reparos en hacer largas colas para hacerse con uno de los "cupcakes favoritos de Carrie", a pesar de que el personaje de HBO solo se come uno de los pastelitos en las ocho temporadas.

Magnolia Cupcakes

Creado el mito, la fama se expandió y todo el país -y medio planeta- vivió una auténtica locura por los cupcakes, apareciendo todo tipo de negocios que intentaron sacar tajada del negocio. Pero como todas ocurre con todas las modas, la burbuja estalló definitivamente en 2014, con el cierre definitivo de una popular franquicia que solo vendía estos pastelitos.

Magnolia Bakery, sin embargo, no parecía saber nada de ninguna crisis. Al contrario, en los últimos años han expandido el negocio perfeccionando sus recetas y abriendo nuevos locales por Estados Unidos y en otros países, como México, Dubai o Corea, y pretenden seguir creciendo, sin prisas, pero a paso firme.

Magnolia Cupcakes

La base de su éxito está sin duda en haber sabido crear una imagen de marca propia muy reconocible, aprovechando el tirón mediático y apoyándose en una gama de productos muy concreta. Su catálogo incluye otros clásicos americanos como brownies, cookies o el popular banana pudding, además de tartas, productos estacionales y peticiones específicas para eventos. Solo de cupcakes sería difícil sobrevivir.

En Europa aún no han abierto ninguna franquicia, pero Madrid acoge estos días la primera versión pop-up de la pastelería en nuestro país, recreando el ambiente de sus locales y ofreciendo una selección de sus productos más populares. No podía faltar, claro, el cupcake que tanta fama les ha dado y que sigue asociándose a Carrie Bradshow; se podrá probar, junto con otras especialidades, del 22 de marzo al 14 de abril en el Gran Hotel Inglés.

¿Cuál es el secreto de sus cupcakes?

Magnolia Cupcakes

La cobertura en espiral es el sello que distingue los cupcakes de Magnolia Bakery

Realmente los cupcakes más populares de Magnolia no sorprenden con decoraciones aparatosas o ingredientes muy raros. Su filosofía de trabajo se basa siempre en dominar la receta básica -perfeccionada a partir las primeras elaboraciones de las fundadoras-, utilizar ingredientes de calidad y preparar todo fresco y a mano. El personal recibe entrenamiento específico para dominar y replicar siempre los productos sin fallos.

La firma icónica de Magolia Bakery es el frosting o cobertura, cuya técnica han perfeccionado poco a poco hasta crear un sistema que tienen protegida como marca registrada. Nadie más puede vender cupcakes decorados de la misma forma, es su sello, lo que realmente distingue a un cupcake de Magnolia de cualquier otro. No tienen problemas en compartir la técnica, pero se han curado en salud evitando que nadie más pueda lucrarse con ella.

Así se decora un cupcake al estilo Magnolia

Magnolia Frosting

En Magnolia utilizan para sus cupcakes clásicos siempre la misma cobertura, en dos versiones: buttercream o crema de mantequilla de vainilla y buttercream de chocolate.

Los pasteleros reciben entrenamiento especial para dominar la técnica del glaseado en espiral

Se trata de una mezcla muy suave y esponjosa de mantequilla sin sal, azúcar glasé, leche y vainilla, más chocolate en su caso. Los diferentes colores responden a los colorantes alimentarios que tiñen sin añadir sabor, dando esos tonos pastel tan característicos y de aire vintage. Además se coronan con pequeñas decoraciones comestibles, como sprinkles o florecitas de azúcar.

Todo el proceso del glaseado o swirl icing se aplica siguiendo una técnica muy metódica que incluye unos diez pequeños pasos. El personal experimentado es capaz de decorar unas quince unidades en tres minutos, casi mecánicamente, pero alcanzar tal dominio de la espátula puede requerir hasta cuarenta horas de práctica.

Magnolia Frosting

La herramienta fundamental para trabar es la espátula de pastelería, de tamaño medio y de hoja recta, con un filo ligeramente más fino en el extremo. No utilizan manga pastelera ni

Es importante tener la consistencia adecuada de la crema de mantequilla. La mantequilla, atemperada, se bate primero para dejarla cremosa, y después se incorpora el azúcar glas, la leche -también a temperatura ambiente- y la vainilla. No puede estar ni muy fría ni muy caliente, y el primer paso es siempre mezclarla con la espátula para darle cremosidad y esponjosidad.

Apoyando la espátula en el borde del recipiente se deja la crema homogénea y lisa. Con la herramienta limpia, otro paso clave es obtener la tear drop o "lágrima". Es mejor pasarse de cantidad que quedarse cortos, pues siempre se puede retirar el exceso.

Magnolia Frosting

Esa lágrima de crema se coloca justo en el centro del cupcake, dejando que caiga casi por completo. Ahora empieza lo difícil: una mano va girando el pastelito por la base, sin apretar, y la otra va depositando y extendiendo la crema con movimientos hacia arriba y hacia abajo. Así se va extendiendo en espiral, dándole volumen. Finalmente se aplana un poco y se retira la espátula.

Con la crema dispuesta y la espátula limpia, se marca la punta final central de la espiral, levantándola ligeramente a la vez que se gira el cupcake. Por último, se culmina con las decoraciones elegidas. No hay que esperar mucho porque la cobertura se seca un poco y ya no se podrían adherir los toppings.

Si la cobertura no ha quedado muy bien, siempre se puede retirar por completo y volver a empezar, con cuidado de no llevarse migas de la masa. La crema de chocolate se aplica de la misma forma.

Magnolia Cupcakes

Los cupcakes no aguantan muy bien la conservación. En Magnolia recomiendan tomarlos el mismo día que se compran, pues se elaboran con los mínimos ingredientes, frescos, sin añadir conservantes. Se podrían guardar en la nevera para alargar su vida útil, pero eso los estropearía, dejándolos demasiado resecos.

Presumen mucho de ser una pastelería old fashioned, a la vieja usanza, preparando todo desde cero de forma artesanal y diaria, o bajo pedido. Para la pastelería temporal que han abierto como parte del Seagram's NY Hotel incluso han traído su propio azúcar glasé, para asegurarse de controlar al detalle cada elemento.

Cupcakes Caja

Hace unos años el CEO Steve Abrams aseguraba que no querían abrir franquicias para mantener su esencia más genuina, aunque está claro que eso ha cambiado. Por el momento están sabiendo gestionar bien su imagen de marca, aunque me pregunto hasta cuándo seguiremos conociendo a Magnolia Bakery como "la de los cupcakes preferidos de Carrie".

Su favorito, por cierto, se supone que es el más clásico y coqueto: base de vainilla tradicional con crema de mantequilla de vainilla rosada, y una flor.

El Dr. Shakshuka nos enseña a hacer el plato del Magreb que ha hecho famoso en Israel (y el mundo)

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El Dr. Shakshuka nos enseña a hacer el plato del Magreb que ha hecho famoso en Israel (y el mundo)

Se llama Bino Gabso, pero todo el mundo le conoce como Dr. Shakshuka, en honor al plato que le ha hecho famoso. En el restaurante del mismo nombre situado en la antigua ciudad de Jaffa –el histórico puerto palestino hoy perteneciente a la municipalidad de Tel Aviv, en Israel–, se lleva sirviendo esta receta originaria del Magreb desde hace 40 años y, como Gabso no se cansa de repetir, fue él quien la convirtió en uno de los platos “nacionales” del país.

El shakshuka, en realidad, no tiene nada de israelí ni palestino: es un plato tradicional de Marruecos, Túnez, Argelia, Egipto y Libia. Su nombre es una palabra del argot tunecino que significa literalmente “mezcla” y se prepara de muy distintas formas, aunque siempre tiene como base una fritada de tomate y pimientos a la que se añade huevo y diversas especias.

Visitamos el restaurante a las cinco horas, muy tarde para comer y demasiado pronto para cenar, pero aún así decenas de turistas abarrotan las mesas para probar el plato insignia de la casa, el mismo que los padres de Gabso trajeron a Israel en los años 50 cuando emigraron desde Libia.

Shakshuka4 Gabso nos invita a conocer más de la mitad de su extensa carta. Imposible acabar con todo.

Fue en esos años cuando abrieron el restaurante con el nombre de “Trípoli”, la capital de Libia de la que huyeron unos años después de la proclamación del Estado de Israel, como tantos otros judíos orientales.

No fue hasta los años 80 cuando Gabso decidió cambiar el nombre del restaurante al actual Dr. Shakshuka y lo hizo después de ganarse el apodo en la cárcel, donde pasó 15 meses por cambiar dinero ilegalmente.

Gabso empezó a preparar su hoy famoso plato para sus compañeros de prisión en un quemador portátil, con el que perfeccionó la receta y se ganó su apodo. Fue en esa época cuando se le ocurrió, además, presentar el shakshuka directamente en la sartén en la que se preparaba. Había nacido un icono.

Shakshuka1 Su famoso 'shakshuka', servido directamente en sartén.

La receta del mejor shakshuka

Aunque Gabso chapurrea cuatro palabras de inglés, pide ayuda enseguida a uno de sus camareros para charlar con el grupo de periodistas que llega a su restaurante de improviso. Sabe venderse, no cabe duda.

¿El secreto de su plato? Ninguno especial, aunque, insiste, solo él logra clavarlo. Por eso, explica, no tiene reparo en compartir la receta. “A nadie le sale igual”, bromea.

El shakshuka se puede preparar con diversos ingredientes añadidos. En Dr. Shakshuka se sirven diversas versiones, pero la más famosas es la que va acompañada de merguez, las famosas salchichas de vacuno del Magreb –muy populares también en Francia debido a la influencia argelina–. Gabso utiliza las merguez libias, que llevan un poco de anís y mucho ajo. El resto de los ingredientes son aceite de oliva, ajo, pimiento verde picante, tomate fresco picado, sal y pimentón dulce y picante.

Shakshuka3 Dr. Sahakshuka acompaña el plato con diversas ensaladas y hortalizas.

En primer lugar, el doctor fríe el pimiento, el ajo, y las merguez. Pasados dos o tres minutos vierte el tomate, la sal, y deja que se cocine sin removerlo unos seis minutos, entonces añade el pimentón, cocina la mezcla otros seis o siete minutos y añade los huevos, que cocina a fuego fuerte durante aproximadamente un minuto. Gabso mezcla solo parte de las claras, dejando la yema intacta.

El resultado final es un plato con fuerte sabor a tomate, bastante picante y muy meloso, con el que es imposible no hincharse a pan. En el restaurante lo acompaña, además, de diversas guarniciones, formadas por encurtidos y verduras.

“Es un plato barato, pero está riquísimo”, concluye Gabso, que anima a prepararlo en grandes cantidades para toda la familia, que es lo habitual en el Magreb.


Qué restaurantes preparan las cuatro mejores tartas de queso de España y cuáles son sus secretos

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Qué restaurantes preparan las cuatro mejores tartas de queso de España y cuáles son sus secretos

Carbón Negro (Madrid), Cheese Las Palmas (Gran Canaria), Cañadío (Madrid) y Kava Marbella (Málaga) son los cuatro restaurantes que se han hecho con un hueco en la final del concurso "La mejor tarta de queso de España". Con él se pone cierre a la segunda y última jornada del I Foro Internacional del Queso de Gran Canaria.

Cuatro locales (y cuatro cocinas) muy distintos entre si, unidos por el éxito de su postre estrella: la tarta de queso. Con queso crema o sin él, con base de galleta y mantequilla o simplemente crema de queso, horneadas a baja temperatura y de cocciones largas,...¿cuál de ellas se alzará con el premio? Tendremos que esperar unas horas, pero, mientras tanto, conozcamos a sus chefs y los secretos que esconden sus tartas.

Carbón Negro

De izquierda a derecha: Jesús Fraguas, pastelero, y Ovidio Fernández, jefe de cocina de Carbón Negro

Ovidio Fernández hace una cocina clásica, sin florituras, pero contundente. Carnes y pescados de primera calidad cocinados a la brasa en parrillas vascas en pleno barrio de Salamanca en Madrid. Entiende la importancia de un buen postre, entre los que la tarta de queso es el más popular y el postre más vendido con diferencia. A menudo sus clientes se despiden del local con un "hemos comido muy bien, pero la tarta espectacular". No es de extrañar que de sus hornos salgan 25 tartas al día.

Del capítulo dulce en Carbón Negro se encarga Jesús Fraguas, quien describe su tarta de queso como suave, fundente y sabrosa en boca, sin empalagar, y con un toque crujiente aportado por la base de galleta. Los ingredientes son los clásicos: base de galleta y mantequilla y relleno de queso crema, nata con alto contenido de grasa , azúcar y huevo. "En el equilibrio de estos está el secreto, también en el horno, el tiempo, la temperatura y el reposo", comparte con nosotros Jesús.

Cheese Las Palmas

Cristina Codina, co-propietaria de Cheese Las Palmas

La receta es creación de Cristina Codina y su marido, con quien gestiona esta pequeña tasca ubicada en el barrio de Guanarteme, Las Palmas. Ambos tenían claro que querían una tarta de queso con sabor canario y, tras hacer pruebas varias inspiradas en la popular tarta de queso de La Viña, entre otras, dieron con la fórmula de quesos perfecta. Con el queso de flor como protagonista y el mascarpone como complemento, la tarta de queso de Cheese Las Palmas es el postre estrella del local.

"Es una tarta muy espumosa en la que la acidez del queso de flor de guía se suaviza con el mascarpone", cuenta Cristina. "Jugamos con el requesón del propio flor, que trituramos bien con el propio queso obteniendo una masa homogénea que mezclamos con huevos y terminamos con un toque de Maizena". El resultado es una mezcla bastante líquida que hay que hornear en molde forrado con papel sulfurizado, guiño a su homóloga de La Viña.

Cañadío

Nicolás Reyes, jefe de cocina de Cañadío Madrid

Para Nicolás Ruiz, jefe de cocina de Cañadío Madrid, los trucos para conseguir una buena tarta de queso son la temperatura del queso, nata o lácteos a usar, la manera de triturar la mezcla y los tiempos de cocción y reposo. Este último clave para que la mezcla estabilice. Los quesos y lácteos los guardan a 3º C y usan en frío, mientras que los huevos y el resto van a temperatura ambiente.

"Hornear la mezcla desde frío, usar una temperatura suave, que no sea agresiva, por debajo de los 180ºC, sacar la tarta poco hecha y permitir que cuaje fuera del horno" son los puntos que Ruiz considera clave para conseguir una tarta de queso perfecta. Y añade el chef: "usamos Thermomix y hacemos dos triturados, bajando los restos de las paredes del vaso y triturando de nuevo. Con ello la masa quede fina, homogénea y libre de defectos".

Kava Marbella

Fernando Alcalá, propietario y jefe de cocina de Kava Marbella

Fernando Alcalá, Jefe de cocina y propietario de Kava Marbella, cambia a diario la carta de su restaurante. Tras su paso por el mercado y dependiendo del producto disponible, diseña y ejecuta la mayoría de platos que, cada día, ofrece a sus clientes. Cocina de temporada 100% que lleva ofreciendo desde hace más de cinco años. Pero ¿qué pasa con los postres?.

"En un principio, cuando abrimos la nueva ubicación hace poco más de un año, la tarta de queso era el único postre que teníamos. Somos directos, cocineros que no reposteros, así que preferimos ofrecer dos o tres postres bien hechos y sencillos a intentar hacer locuras que se nos fueran de las manos", cuenta Fernando. Durante medio año, la tarta de queso fue el único postre del restaurante, al que se sumaron después una tarta de chocolate y otra de fruta. Esta última, fiel a la filosofía de cocina de mercado, es la única que cambia ligeramente según la temporada.

La receta es herencia familiar, aunque Alcalá ha ido ajustando poco a poco los tiempos y medidas de los ingredientes hasta dar con la fórmula actual. Es una tarta cremosa y ligera que se sirve a temperatura ambiente, nunca pasa por nevera, y siempre en el día de elaboración. Queso crema y otro de la zona, nata con alto contenido en grasa, buenos huevos, azúcar y una base de galleta y mantequilla son sus ingredientes. Además de la proporción adecuada de cada ingrediente y el control de la temperatura, la paciencia es clave para conseguir una tarta de queso perfecta. Saber esperar el tiempo necesario para que la tarta cuaje fuera del horno con el calor residual.

Croquembouche: así es uno de los postres más difíciles de preparar del mundo, que cautivó a la nobleza francesa

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Croquembouche: así es uno de los postres más difíciles de preparar del mundo, que cautivó a la nobleza francesa

Aunque no todo el mundo conoce su nombre, su estampa aparece en cientos de películas y anuncios, relacionado siempre con un (pretendido) lujo. Hablamos de una suerte de pirámide de profiteroles unidos con caramelo que recibe el nombre de croquembouche, un clásico de la repostería que destaca por lo dificultoso de su elaboración.

El invento será el protagonista esta noche del segundo capítulo de la temporada de MasterChef, un concurso en el que ya ha aparecido en varias ocasiones. Los aspirantes deberán replicar el croquembouche del pastelero Paco Torreblanca, uno de los grandes maestros de la pastelería mundial de las últimas tres décadas. Se trata de un reto que ningún aspirante ha conseguido superar en las anteriores ediciones.

Y es que el croquembouche no es un dulce fácil de elaborar. La tarta se puso de moda entre la nobleza francesa desde principios del siglo XVIII y, desde entonces, ha sido uno de los postres icónicos de la alta sociedad en todo tipo de celebraciones. Hoy por hoy es casi imprescindible en cualquier boda gala, también entre el pueblo llano.

Croquembouche Masterchef El jurado de MasterChef junto al pastelero Paco Torreblanca y su 'croquembouche'.

Su forma y sus rellenos se fueron sofisticando, hasta adaptar formas de lo más barrocas. Los croquembouches más sofisticados tenían forma de grutas, ruinas, ermitas o castillos y, aunque la forma clásica lleva siempre profiteroles, también se pueden elaborar croquembouches con otras piezas de repostería como macarons, merengues, genovesas, nougats…

Marie-Antoine Carême, uno de los más grandes cocineros franceses del siglo XIX, puso de moda la tarta en versiones legendarias con rellenos de pistacho o marron glacés y aunque hoy es un postre de rancio abolengo, ligado casi exclusivamente a las bodas, es un clásico de las escuelas de repostería y se puede encontrar en las pastelerías más exclusivas.

Croquembouche1

Tres recetas, un máster en arquitectura

En su versión clásica, el croquembouche está constituido de profiteroles rellenos de crema pastelera y sujetos por azúcar caramelizado. Para su elaboración se deben dominar, por tanto, tres recetas básicas de la pastelería:

1. La pasta choux: un tipo de masa perteneciente a la familia de las masas escaldadas, que se elabora a base de agua, grasa (mantequilla y/o manteca), sal, harina y huevo, y con la que se realizan los profitelores. Su receta es bastante compleja, sobre todo si no se cuenta con un robot de cocina.

2. Los profiteroles: elaborados con masa choux y rellenos de crema pastelera, aunque también se puede hacer la croquembouche de distintos sabores como chocolate, lemon curd o castañas.

3. El caramelo: esta es la parte de la elaboración a priori más sencilla, pues basta hacer un caramelo a partir de agua y azúcar, pero los croquembouche más sofisticadas llevan, además, hilos de caramelo de decoración, cuya preparación es mucho más compleja.

Croquembouche3

Saber hacer las tres recetas por separado no implica el éxito. Los profiteroles deben montarse sobre una base circular de nougatine (una masa sólida y compacta hecha a base de azúcar y almendras) para formar una torre cónica que queda unida por el caramelo. Se puede prescindir de esta base de nougatine y utilizar moldes cónicos que se venden para preparar el postre, pero su montaje sigue siendo complejo.

La tarta se decora, además, con hilos de caramelo y, también, fruta escarchada o fresca o, frutos secos, flores, pequeñas piezas de azúcar o de chocolate, etc.

Dada la dificultad de su elaboración no esperamos gran cosa de los concursantes de Masterchef, pero si de nuestros editores. Nuestra compañera Esther Clemente se ha puesto manos a la obra para elaborar una croquembouche de libro, cuya receta publicaremos este fin de semana. ¿Quién dijo miedo?

Imágenes | iStock/RTVE/Edsel Little

Arepas, el plato típico de Venezuela y Colombia: cómo hacerlas y cuáles son los mejores rellenos

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Arepas, el plato típico de Venezuela y Colombia: cómo hacerlas y cuáles son los mejores rellenos

Las arepas son uno de los platos más populares de la cocina latinoamericana, especialmente en Venezuela y Colombia, países que se disputan su origen. Aunque hay algunas variaciones, la arepa básica consiste en una especie de torta o tortita plana de harina de maíz y agua que admite numerosos rellenos.

Extendidas hoy a otros países, con recetas distintas e incluso con otras harinas, las arepas pertenecen al recetario más tradicional del legado indígena que se remonta a mucho antes de la llegada de los conquistadores a América. El maíz era un alimento básico y hoy las arepas son casi un símbolo de la gastronomía latina, típicas en los puestos callejeros y en los hogares, muy sencillas de preparar y tremendamente versátiles.

¿Qué son exactamente las arepas?

El término arepa está recogido por la RAE y presenta dos definiciones, distinguiendo entre la arepa de Venezuela, Colombia y Antillas, de la cubana:

  1. f. Ant., Col. y Ven. Especie de pan de forma circular, hecho con maíz ablandado a fuego lento y luego molido, o con harina de maíz precocida, que se cocina sobre un budare o una plancha.
  2. f. Cuba. Torta fina de harina de trigo, azúcar, vainilla y leche, frita, que se come caliente con sirope o almíbar.
Arepas2

Variaciones aparte, esencialmente una arepa es una masa redonda plana, con aspecto de tortita gruesa, cocinada a la plancha, frita o al horno, que se puede comer abierta con diferentes rellenos o usándola como base para coronarla con los ingredientes, a modo de tostadas mexicanas.

La forma más popular de tomar arepas es preparándolas a la plancha o parrilla y rellenas con carne, verduras, ensalada, queso, frijoles o distintas salsas. También se pueden emplear sin rellenas, como acompañamiento de guisos y sopas, a modo de pan. Son típicas del desayuno pero por su versatilidad también se consumen a lo largo del día, especialmente a la hora de la cena en la casa.

Origen y variedades

Como comentaba al principio, el origen exacto de las arepas no está claro y suele ser motivo de discusión entre venezolanos y colombianos. En realidad es muy difícil situar el nacimiento preciso de un plato tan antiguo y de raíces tan humildes, que probablemente se remonta a muchos siglos antes de la llegada de los españoles al continente americano.

Arepas Calle

En lo que sí están de acuerdo los investigadores es que la versión más primitiva de la arepa está íntimamente ligada al cultivo del maíz, un cereal básico de la población indígena del que los primeros registros datan de hace unos 3 000 años.

La RAE ya recoge en su definición que arepa proviene de erepa, que significaba 'maíz' en la lengua de los cumagotos, una etnia indígena caribeña ya desaparecida. Sin embargo, otras fuentes apuntan a que ya se utilizaba el término mucho antes en otras regiones del continente.

De la misma forma que ocurre con platos típicos españoles o europeos, parece absurdo querer otorgar una nacionalidad exacta a las arepas, cuando su origen es mucho más antiguo que la formación de los países con sus fronteras actuales. Lo que es innegable son sus raíces indígenas y su papel crucial en la alimentación de la población americana durante muchos siglos.

Arepas

Con el tiempo, las recetas de arepas fueron evolucionando, apareciendo especialidades en diferentes lugares, distinguiéndose así las venezolanas de las colombianas, también con variaciones notables dentro de cada país. Existen además arepas en otros países latinos como Panamá o Cuba -donde suelen ser más pequeñas y con forma de tortitas saladas, e incluso han llegado hasta las islas Canarias.

Se habla de una veintena de arepas distintas en Venezuela y más de cincuenta variedades identificadas solo en Colombia. Y no solo cambian en cuanto al relleno; hay arepas que incluyen huevo en la masa, otras se hacen con yuca o mezclando el maíz con patata cocida. El tipo de maíz y su tratamiento también multiplica el abanico de arepas regionales.

Arepas

Las arepas colombianas suelen incorporar un ingrediente graso en la mezcla de la masa, como mantequilla o aceite, y son más frecuentes en su formato simple, más planas y sin rellenar. Al estilo de los panes planos africanos o de la India, son un acompañamiento sencillo para tomar con las comidas del día, para “empujar” o mojar en salsas y guisos. Aunque también las hay rellenas, o coronadas con queso.

Si bien en Venezuela probablemente también empezaron siendo simples y más planas, hoy lo tradicional es servirlas abiertas y rellenas. Admiten prácticamente cualquier ingrediente al gusto local o personal: carne desmechada, pollo asado o cocido, ensalada, aguacate, queso, frijoles, verduras, huevo, mayonesa, plátano maduro frito, pescado y marisco, salsas, etc.

Además se pueden hacer a la plancha o sobre una parrilla, en el horno, fritas o combinando técnicas. También existen hoy en día aparatos eléctricos especiales para cocinarlas, al estilo de las gofreras. Aunque muchas familias siguen elaborando su propia masa preparando el maíz de forma totalmente artesanal, hoy en día lo más fácil es recurrir al formato de harina precocida.

Cómo preparar la masa básica de las arepas

Hacer arepas en casa es muy fácil gracias precisamente al formato comercial de harina especial de maíz precocida blanca. En España se encuentra sin problemas en casi cualquier supermercado, normalmente de la marca venezolana P.A.N. También existen a día de hoy versiones de marca blanca -como la Hacendado de Mercadona- o de otros fabricantes.

Es importante no confundir esta harina preparada con la maizena, la polenta o sémola de maíz. Tampoco podemos usarla como equivalente de la harina de maíz simple, sin tratar, que usaríamos para otras preparaciones de panadería o repostería. Para las arepas se emplea harina de maíz precocida, y generalmente de la variedad blanca.

Arepas

Lo más fácil es seguir las indicaciones del fabricante, aunque con la experiencia se puede ajustar la receta a ojo para cuadrarla a nuestro gusto. Dependiendo del agua o del ambiente podríamos necesitar más o menos humedad para manejar la masa con facilidad. También se pueden hacer con leche en lugar de agua. Los pasos son muy sencillos:

  1. Disponer la harina de maíz precocida en un recipiente mediano.
  2. Añadir la sal y mezclar bien.
  3. Formar un hueco en el centro y añadir el agua poco a poco.
  4. Mezclar a medida que se agrega el agua, dejando que se vaya absorbiendo.
  5. Trabajar la masa hasta que la harina haya absorbido todo el agua, unos 2-3 minutos.
  6. Tapar y dejar reposar 5-10 minutos.
  7. Dividir en porciones del tamaño de 1 huevo grande o al gusto, formar bolitas y aplanar con las manos para obtener discos o tortitas gruesas, de unos 10-12 cm de diámetro.
  8. Cocinar las arepas a la plancha durante unos 5 minutos por cada lado.
  9. Servir calientes con el relleno al gusto.

La masa tiene que ser maleable, blanda pero no pegajosa al tocarla. Al principio puede parecer que hay demasiada agua, pero la harina la absorbe a medida que se mezcla. Se puede corregir el punto añadiendo más agua o harina, pero siempre muy poco a poco.

Las arepas pueden ser más pequeñas o más grandes, si bien no se recomienda hacerlas demasiado anchas pues serán más difíciles de rellenar sin romperlas. Si no se quieren rellenar, es mejor hacerlas más reducidas.

A veces cuesta pillarle el punto al interior de la masa; un buen truco es dorarlas a la plancha primero y terminar la cocción en el horno a 180ºC, vigilando que no se quemen. Están más ricas recién hechas, pero se pueden guardar envueltas individualmente en la nevera para tomarlas al día siguiente, pasándolas por la plancha vuelta y vuelta.

Algunas variaciones de la masa básica incluyen coco, panela, purés de verduras, huevo, aceite o mantequilla, queso, otras harinas -también combinando trigo con maíz o usando solo trigo-, arroz cocido, avena, o chicharrones fritos. También se pueden bañar en huevo para freírlas, y existen versiones dulces, normalmente con anís.

Los mejores rellenos para las arepas

Las arepas son un poco un lienzo en blanco para personalizar al gusto y según la ocasión, pues ya hemos dicho que admiten todo tipo de rellenos. Podemos pensar en ellas como una especie de pan naan o tortillas mexicanas, que se prestan a montar fajitas, tacos y quesadillas de todo tipo.

Arepas

Al ser una masa más seca y menos elástica -el maíz no tiene gluten-, es recomendable elegir rellenos jugosos, con mesura para no provocar desbordamientos y evitar el caos al comerlas, siempre con las manos. A la hora de servirlas podemos rellenarlas directamente o disponer en la mesa una variedad de ingredientes para que cada comensal se monte las arepas a su gusto.

Existen rellenos tan populares que tienen su nombre propio, sobre todo en Venezuela, aunque siempre está el toque personal del cocinero o comensal y las particularidades regionales. Estos son algunos de los mejores rellenos para las arepas:

  • Reina pepiada: consiste en una especie de ensalada de pollo desmechado, cebolla, aguacate y mayonesa. Aquí tenéis una receta para probarla en casa.
  • Sifrina: variante del anterior añadiendo queso amarillo.
  • Pelúa: carne mechada de ternera bien sazonada combinada con queso rallado grueso.
  • Rumberas: con carne de cerdo -pernil- asada y queso.
  • Huevos pericos: huevos revueltos con cebolla, tomate y diferentes hierbas o especias.
  • Pabellón: con carne mechada, frijoles negros -caraotas- y plátano maduro frito -tajadas-, normalmente también con queso blanco.
  • Llanera: con carne de ternera en tiras, tomate, aguacate y queso blanco.
  • Dominó: caraotas o frijoles negros y queso blanco rallado.
  • Rompe colchón: con mariscos variados, opcionalmente también pescado, y diferentes vegetales.
  • Carne mechada: de pollo, cerdo o ternera, sola o con salsas y/o queso.
  • Frijoles refritos: con una base de tomate, cebolla y pimiento.
  • Jamón y queso: cocido, asado o tipo York, con un queso fundente tipo mozzarella o gouda, también puede añadirse huevo.
  • Ensalada: desde la versión más simple con hojas verdes, cebolla y tomate, hasta cualquier variación que se nos ocurra.
  • Aguacate o guacamole, combinado también con tomate, cebolla, cilantro, queso fresco, etc.
  • Embutidos y chacinas.
  • Verduras asadas o a la parrilla, solas o con queso.
  • Patacón o plátano frito, o tajadas de plátano maduro frito, solo o con queso.
  • Atún o bonito, con mayonesa o ensalada, u otras conservas marineras.
  • Langostinos, gambas y otros mariscos cocidos o a la parrilla.
  • Huevos: fritos, cocidos, escalfados, revueltos...
  • Salmón ahumado y queso.

Fotos | iStock.com - Eddy Milfort

La mejor tarta de queso de España es la del restaurante Kava Marbella y su chef, Fernando Alcalá, nos cuenta cómo hacerla

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La mejor tarta de queso de España es la del restaurante Kava Marbella y su chef, Fernando Alcalá, nos cuenta cómo hacerla

El colofón del I Foro Internacional del Queso, celebrado en Gran Canaria los días 1 y 2 de abril, corrió a cargo del concurso "La mejor tarta de queso de España". Si ayer hicimos eco de los cuatro restaurantes finalistas, sus chefs y los secretos para que sus tartas de queso sean las más deliciosas del país, hoy volvemos a la carga con la mejor tarta de queso de España.

Fernando Alcalá, jefe de cocina y propietario del restaurante Kava Marbella, está en racha este año. Al premio a mejor cocinero revelación recibido en Madrid Fusión a principios de año se suma ahora el galardón que ayer le fue otorgado por su tarta de queso, la mejor de España.

El jurado estuvo compuesto por el maestro pastelero Paco Torreblanca, como presidente, la popular cocinera Susi Díaz (La Finca, 1*) y las ponentes Teresa Gutiérrez (Azafrán),Ana Belén González Pinos , el heladero riojano Fernando Sáez (Obrador Grate) y José Carlos Capel (crítico gastronómico).

El resto de finalistas fueron Nicolás Reyes, restaurante Cañadio (Madrid), Jesús Fraguas y Ovidio Fernández, restaurante Carbón Negro (Madrid), y Cristina Codina Ascanio, restaurante Cheese Las Palmas (Las Palmas de Gran Canaria). Cuatro establecimientos finalistas muy diferentes entre sí, pero con un denominador común: sus espectaculares tartas de queso.

Finalistas 10 Los representantes de los cuatro restaurantes finalistas al concurso "La mejor tarta de queso de España"

Durante el tiempo previo a la cata de las tartas de queso por parte del jurado, Directo al Paladar tuvo la oportunidad de conversar con cada uno de los finalistas sobre las claves para elaborar la tarta de queso perfecta. Fernando Alcalá, así como otros de los participantes, nos brindó la receta de esta hermosura y nos ha faltado tiempo para ponerla en práctica. Quién no querría preparar y disfrutar de la mejor tarta de queso de España.

Una receta de herencia familiar afinada con buen criterio

El chef nos contó que la receta base se la pasó una prima y que él se encargó de afinarla, con buen criterio, hasta dar con la fórmula que la ha convertido, desde ayer, en la mejor tarta de queso de España. Para que salga perfecta es necesario respetar las cantidades de los distintos ingredientes, siempre de la mejor calidad, y ser paciente y esperar el tiempo necesario para que la tarta cuaje con el calor residual una vez fuera del horno.

Jla 5764 Paco Torreblanca, maestro pastelero y presidente del jurado, entregando el premio a Fernando Alcalá

Para la base, galletas María Fontaneda y mantequilla artesana, Alcalá compra una de cabra en una granja cercana. Para el relleno, huevos ecológicos frescos, imprescindibles para mantener la estructura de la tarta, nata con el mayor contenido en materia grasa posible, azúcar de caña ecológica, una pizca de sal y dos tipos de queso. Por un lado queso crema Philadelphia y por otro queso cremoso de la zona donde prepare la tarta (en esta ocasión utilizó queso flor de guía).

Si a esto le sumamos un robot potente con que conseguir una mezcla homogénea y fina y un buen horno, entonces será fácil replicar la receta de la tarta de queso original y conseguir, después de este sencillo proceso, y disfrutar de una soberbia tarta de queso.

Ingredientes

Para 8 personas
  • Galletas tipo María Fontaneda 200 g
  • Mantequilla de cabra o artesana 125 g
  • Queso crema Philadelphia 600 g
  • Nata líquida para montar mínimo 35% de M.G. 400 g
  • Queso flor de guía u otro queso local cremoso 40 g
  • Huevos ecológicos frescos 6
  • Azúcar de caña ecológico 180
  • Sal 4 g

Cómo hacer la mejor tarta de queso de España

Dificultad: Media
  • Tiempo total 48 m
  • Elaboración 20 m
  • Cocción 28 m
  • Reposo 5 h

Para estas cantidades de ingredientes, temperatura de horno, etc necesitamos un molde de cremallera desmoldable de 26 centímetros. Obtendremos ocho generorísimas raciones de restaurante o algunas más un poco más discretas.

 Fernando Alcala Restaurante Kava Marbella Ganador Tarta Queso Fernando Alcalá sujetando la tarta de queso momentos antes del comienzo del concurso

Trituramos las galletas en Thermomix, aumentando la velocidad hasta llegar al máximo, durante el tiempo necesario para que queden bien finas. Calentamos la mantequilla y mezclamos bien (y a mano) ambos ingredientes en un recipiente que no sea el robot. Cubrimos la base del molde con la mezcla, aplastamos para compactar y metemos en el congelador mientras preparamos el relleno.

Fernando Alcalá hace hincapié en el hecho de no usar papel de horno para forrar el molde. El contacto directo de la mezcla de la galleta y la mantequilla consigue tostar una base que no se hornea previamente. Así, al cocerse al mismo tiempo que el relleno, se mezclan ligeramente en el punto en que ambos elementos se encuentran.

Enjuagamos el vaso del Thermomix para eliminar restos de galleta. Colocamos en su interior los ingredientes restantes y trituramos a máxima potencia durante un minuto. Comprobamos que no haya grumos antes de verter con cuidado dentro del molde, sobre la base de galleta.

Cocemos en el horno, precalentado a 175ºC con calor arriba y abajo, durante 28 minutos. Retiramos del horno, aunque notemos que el interior baila y parezca que está cruda. Esperamos entre cuatro y cinco horas antes de desmoldar y servir. Aquí entra en juego la paciencia, ingrediente imprescindible.

El calor residual terminará por cocer y dar cuerpo a la tarta, que dejamos reposar a temperatura ambiente, sin meter la tarta en la nevera en ningún momento. Servimos el mismo día de su elaboración.

El Club de Guisanderas de Asturias, pioneras reivindicando a la mujer en la cocina (y el valor de la tradición heredada)

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El Club de Guisanderas de Asturias, pioneras reivindicando a la mujer en la cocina (y el valor de la tradición heredada)

Dice la Real Academia que guisandero es la persona que guisa la comida, pero en Asturias las guisanderas son mucho más. Mujeres que llevan generaciones creciendo entre fogones, manteniendo viva la tradición heredada de madres, tías y abuelas, fieles a la cocina de siempre, al producto local y la reconfortante humildad de un plato cocido a fuego lento.

La imagen se repite en prácticamente todo el mundo; mujeres anónimas que han pasado toda su vida alimentando a la familia o a los comensales de casas de comidas, cocinando con intuición, casi desde el alma, repitiendo esos pasos que aprendieron casi sin darse cuenta. Pero en Asturias, en 1997, un grupo de estas mujeres decidió reivindicar su labor organizándose como colectivo para mantener viva la tradición de sus fogones, y así nació el Club de Guisanderas.

Entonces eran solo 13 pero en sus más de veinte años de vida el Club ya superado las cuarenta guisanderas que parece seguir con la misma ilusión de sus inicios, reivindicando sin falsa modestia su papel como gran exponente de la cocina tradicional asturiana.

La gastronomía de Asturias es una de las mejor valoradas de nuestro país y que también está conquistando al mundo, y gran parte del mérito lo tienen ellas, las guisanderas de ayer y de hoy, las que mantienen más vivas que nunca las recetas de toda la vida y que saben valorar el producto local de cada región.

Guisanderas

Recuperar los sabores del pasado para que la cocina siga avanzando hacia el futuro

Se consideran guardianas de la tradición en una labor que no abarca solo la repetición de viejas recetas. Como tantísimas mujeres, crecieron empapándose de una cultura culinaria humilde que sabía aprovechar los productos de la tierra para alimentar a familias enteras. Y son conscientes de que los tiempos cambian y también las costumbres y los gustos en la mesa evolucionan, pero la cocina de mañana necesita seguir bebiendo de ese pasado.

Las cocinas del presente y del futuro necesitan tener presente su pasado

El Club lo forman guisanderas de todas las edades, ligadas profesionalmente de alguna manera al mundo culinario, algunas ya jubiladas, pero todas fieles a lo que consideran una cocina honesta y atemporal. Sin renunciar a actualizar técnicas, utensilios o presentaciones, al final, lo que permanece son los platos de toda la vida; son las recetas que conectan con el pasado, con la propia identidad cultural y que alimentan mucho más que el estómago.

Y por mucho que el cocinero de moda del momento pretenda innovar dándole la vuelta a un plato tradicional, siempre acabamos volviendo a la esencia original para comer bien todos los días. Por eso las guisanderas quieren salvaguardar su cocina; porque además los trampantojos y deconstrucciones no tendrían sentido sin partir de una base tradicional a la que regresar.

La puesta en valor de la cocina asturiana tradicional

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Asturias es un paraíso natural y también culinario; lo saben hasta los británicos. Pero las guisanderas son conscientes de que ese patrimonio gastronómico hay que cuidarlo, valorarlo y defenderlo, exhibirlo y darlo a conocer sin descontextualizarlo.

Es una cocina con marcado carácter popular, sin duda, pero las guisanderas vienen a defender esa característica como parte de su gran valor. Y lo hacen sin fijar unos cánones fijos en las elaboraciones, porque es absurdo pretender que en toda Asturias se cocinen los mismos platos exactamente de la misma manera.

Callos Callos asturianos

La fabada, el cachopo o el arroz con leche se preparan de una manera diferente en cada pueblo y en cada casa, incluso una guisandera puede cocinar un mismo plato de forma distinta, dependiendo de la estación o del producto que haya salido esa semana de la huerta o el mar. La variedad de materias primas, de costumbres y trucos particulares también son parte de la tradición.

La formación del Club permitió precisamente crear un punto de encuentro común para sus inquietudes y experiencias, una forma de enriquecerse mutuamente, y también de pasarlo bien. Las guisanderas buscaban un lugar donde reunirse para compartir su pasión y, en definitiva, disfrutar entre amigas con la misma vocación.

Frixuelos Frixuelos con azúcar moreno

El papel del Club para reivindicar el protagonismo femenino en la cocina

Además de defender los valores de la cocina tradicional, las guisanderas quieren dar a la mujer el protagonismo que se merece en el mundo de la gastronomía. Ellas saben mejor que nadie cómo se ha menospreciado el trabajo incansable de las mujeres detrás de los fogones, cuando han sido ellas las que han dado forma a lo que es la gastronomía actual.

Reivindican también el papel de la mujer como guardiana de la cocina tradicional

El Club de Guisanderas les permitió crear un espacio propio donde liberarse un poco, ponerse en valor a sí mismas y ayudarse mutuamente. También era una forma de hacer un paréntesis en sus obligaciones y pasarlo bien, disfrutando de la cocina sin ataduras.

Además tienen motivos de sobra para presumir, pues muchas de las guisanderas han recibido numerosos reconocimientos y galardones, incluyendo premios de esos que llenan titulares, como el de la Mejor Fabada del mundo o el mejor cachopo de España. ¿Cuánta gente se queda con la idea de que detrás de esos premios hay mujeres al frente?

Guisanderas

Como parte de las actividades para promocionar su labor y la propia gastronomía asturiana no dudan en compartir muchas de sus recetas, complementadas con la publicación en papel. Su última obra, 'Recetas de Las Guisanderas de Asturias', se ha presentado en el Salón Gourmets de Madrid, un completo recetario de 160 elaboraciones preparadas por cada una de las 40 guisanderas en activo.

Además de la conocidísima fabada, estas mujeres quieren poner en valor otros platos igual de típicos y que incluso han tenido más valor en las casas asturianas, como el pote, los callos, los calamares en tinta o el arroz de pitu de caleya. Recetas que logran conectar con la nostalgia hogareña y los recuerdos del comensal, venga de la región que venga.

Ese es el gran valor de la cocina de las guisanderas y de la cocina tradicional más auténtica, y merece la pena documentarlo para que siga inspirando a las generaciones futuras.

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